1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Castillo en ruinas

Tema en 'Poemas Melancólicos (Tristes)' comenzado por José Cornejo Valadez, 24 de Noviembre de 2006. Respuestas: 0 | Visitas: 575

  1. José Cornejo Valadez

    José Cornejo Valadez Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    22 de Julio de 2006
    Mensajes:
    56
    Me gusta recibidos:
    0
    Hada celeste que compartías
    de aquella infancia mis alegrías.
    ¿Adónde te hallas?
    ¿Porqué de pronto me abandonaste?
    ¿Porqué un silencio cruel me dejaste?
    ¿Porqué te callas?...

    Desde pequeño, mi compañera
    querida fuiste, novia primera,
    de amor bautismo.
    Después te fuiste sin avisarme,
    ¿porqué no vuelves a visitarme
    si soy el mismo?

    Nada ha cambiado, te lo aseguro,
    por dentro el mismo niño inmaduro
    se oculta quieto;
    por fuera, claro, finjo a la gente,
    canas y arrugas tengo en la frente
    por dar respeto.

    Pero en el fondo que es donde cuenta
    -pompa de espuma que no revienta-
    guardo el cariño
    de ayer; cristal de pulido prisma,
    diáfano y puro, y también la misma
    ilusión de niño.

    Desde el principio fuiste mi musa,
    sin otra causa, la noble excusa
    de mis desvelos;
    inagotable fuente de temas
    y así brotaron tiernos poemas
    de amor y celos.

    Algunas veces, cuando mis ansias:
    -chispa del genio-, rompían distancias,
    -poder del arte-,
    tu mundo mágico y de ilusiones
    me abría la puerta, y en ocasiones
    podía mirarte...

    Pero aún sin verte te presentía
    a cada instante, de noche y día,
    siempre a mi lado;
    y esa certeza de tu presencia
    daba a mis versos la dulce esencia
    de algo sagrado.

    Me acompañaste por el camino,
    de alguna forma de mi destino
    fuiste arquitecto;
    pero otras fuerzas interrumpieron
    nuestros amores y destruyeron
    un fin perfecto...

    Un día, de pronto, sin causa alguna,
    como el eclipse mensual de luna,
    sentí el vacío
    de tu presencia. Dentro del pecho
    donde vivías, el caliente lecho
    estaba frío.

    De entonces clamo: ¿adónde te hallas?
    Si oyes mi grito: ¿porqué te callas,
    hada celeste?
    Para encontrarte la vida es corta,
    la brecha es larga, lo sé; no importa
    cuanto me cueste.

    Sin ti la vida nido es sin aves,
    árbol sin hojas, fuente sin suaves
    linfas pristinas,
    mar sin oleaje, flor sin colores,
    cruz sin Calvario, campo sin flores,
    castillo en ruinas...

    Hada celeste que compartías
    de aquella infancia mis alegrías,
    si fue el quebranto
    la causa de esto, al hallar manchado
    tu tibio lecho, ya lo he lavado
    con todo el llanto...
     
    #1

Comparte esta página