Cavilaciones III

En la recurrencia
a prédicas inútiles,
gané el abandono a una fe
que hoy no conozco.

Conozco noches de luna nueva,
en las que con mayor claridad
se aprecia el color del silencio.

Silencio,
en la intimidad del orgasmo,
donde no se refugia el último
de los placeres de la humanidad,
pero sí el primero.

Primero sentir
y luego escribir,
porque de lo contrario
sólo hay máquinas con lápiz.

Lápiz sin papel,
lo mismo que partitura
en una huelga de instrumentos.

Instrumentos son los objetos
capaces de crear,
si alguien los ayuda a bailar
con sentimiento y destreza.

Destreza de delfines,
que hablan con música
en vez de palabras.

Palabras,
las que esta noche intercambio
con mi soledad y mi sombra.

- G. Arroyo, 15/Julio/2011 -