Cavilaciones

Ironías del destino
cosechadas en cautiverio,
nos bebemos los excesos
del signo de Sagitario,
con sombras y secretos
colgantes de un campanario.

Sin onomásticos de ocasión,
sólo rasgamos las vestiduras
sin ninguna evicción.

Las penas reservadas
abdican en tatuajes,
los síntomas del pudor
fallecen sin rescate;
facturas que se pagan
sin recuento de quilates,
suspiros que no se venden
sin perro que les ladre.

Angustias simuladas
sin dramas ni recursos,
nubes de ceniza
que se pintan sin razones,
claridad de un alma
desgajada a jirones,
sonrisas de antología
bañadas de emociones.

Fuegos, luces e incendios
sin pretensión de virtudes.

Nos ahogan los recuerdos
de tiempos que juegan a las cartas,
con el vicio de las apuestas,
sin carnaval ni comparsas.

-G. Arroyo, 12/Feb./2011-