Cegado por lo vano

Cegado por lo vano.

Al llevarte de la mano,
La vida me obsequiaba una nueva experiencia,
Algo nuevo para mí, algo extraordinario,
Aún más complejo que la mayoría de mis vivencias

Hacía veintinueve años que no tomaba a un hombre de la mano
En ese entonces, era mi padre de quien yo seguía sus pasos.
Imagino que lo miraba hacia arriba, fascinado por su trato,
y expresaba con mis gestos lo vivido y observado.

Esta vez fue a mí a quien le tocó mirar abajo.
Fue grandioso admirar su rostro al aprender algo nuevo,
Al detener su andar y caminar al mismo paso,
Y ver su rostro emocionado al ver un perro o sentir el viento.

Tu voz exclamaba sorprendido, ¡papá!
Como preguntando si había visto lo mismo que tú
Si había observado al caballo pasar
O el polvo que se mira en un rayo de luz

Lo mismo ocurría con los sonidos,
Gozoso identificabas una ambulancia y el ladrar de los caninos
Te fascinaba tocar y notar el agua a tu camino,
ya sea en un bote, ya sea en la lluvia, o en el vaso que te dimos.

Degustabas y aprendías de los sabores,
Asociabas sus matices con texturas y colores
Por ejemplo una vez noté,
Que no bebías nada rojo asociado al betabel

Llego el turno de repetir las palabras
Y a hacer siluetas al cantar
Aprendías rápido, mamabas lo que el mundo te daba,
Ya no savia de la madre, sino sabia de pensar.

Me enseñaste hoy, al caminar dos cuadras de la mano,
Que en lo cotidiano de la vida está lo amado,
Y lo hermoso que es el mundo, que yo cegado por lo vano,
No notaba lo grandioso al ver crecer a un ser humano.
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