Cementerio de cigarros

Como parte del humo
que envuelve mi estancia,
aparezco tinta en mano
tras mi espesa barba.
Fumo
y tatúo
de grises palabras
este blanco manto,
estas hojas anilladas.
Dudo
y perpetúo
el sentir de mi alma
bajo el abrazo oscuro
de mi madrugada
y siguiendo el ejemplo
de mi ahumada velada
una coraza de nubes
oculta la mirada
de mi compañera
de vuelos y mareas,
sólo
y sin mi pálida piedra
afronto casi con ceguera
un oscuro futuro
en el que mi alma
ya no sueña
sólo afronta
con la mayor entereza
lo que el destino
quiera traer de su mano...
¿un beso?
aquí tienes mis labios
¿una puñalada?
aquí está mi pechera.
Sentado
y esperando que amanezca,
con un cementerio de cigarros
acá a mi vera,
sentado
esperando que el sol aparezca
tras mi ventana
y en mi alma.​

 

La humareda con la entereza de quien afronta a la buena o a la mala lo que toca. Un buen poema, ha sido un gusto leerle.

 

Dura y cruda noche reflejan tus versos, esperando el renacer de la mañana ó ese renacer de la esperanza, para teñirla de blancos colores.

Estupendo tu melancólico poema.

Un abrazo.

 

Gracias por tu paso y palabras.

 

Gracias María por tus letras.

 

Preciosa melancolía para un original cementerio de cigarrillos, yo también fabrico alguno de vez en cuando. Un abrazo amigo JuanSan. Paco.

 

Que tiene la noche? que tiene ese humo bailarín que se muestra ante nosotros?... gracias amigo por tu paso y letras.

 

Siempre es un honor saber que pasas por mi camino.