Cerraduras

En el límite más remoto de la existencia,
mi alma persiste atada a las melancolías
de una noche tenue y asfixiante
refugiada, encarcelada en la mazmorra
insuficiente de la vida,
mirando desconsolada el horizonte del corazón
que no acepta lo preciso del infierno,
que no toma lo patético de esta traición,
que aún así
no llega a alcanzar lo ínfimo de la eternidad
apresurando la salida…
Esperando una nueva luz,
esperando a aquella luz
a esa luz
aguardando en su delirante mano
esa inhóspita esperanza,
caminando trémula por aquel pasillo oscuro
de la eterna soledad
y sosteniendo palpitante
la cerradura de la puerta límite,
apretando la llave sin número,
aquella en que confió minutos atrás
y de la cual,
cuelga ya sin fe, su vida.
Y en un segundo de clandestina existencia
toma en esa mano delirante…
su destino, su vil y cruel futuro
lo contempla,
lo enfrenta
y decide,
sin trémulos pasos,
sin delirante mano,
abre ya aquella puerta
la cual define ahora
como una más,
levanta la mirada y sin indecisión
se presta a andar por suelos desconocidos,
por andares ocultos de su mente,
sosteniendo fuerte;
entre sus fuertes manos...
la llave.
Y en el límite más remoto de la existencia
mi memoria,
persiste,
atada a los recuerdos
de una noche diferente y decisiva,
mantenida,
atrapada en el baúl de los cómplices del pasado,
mirando deslumbrada los recovecos de mi corazón,
que no deja lo fugaz del día,
que no suelta la experiencia de lo vivido,
que aún así, no sabe contemplar lo celestial
y esperando un nuevo portal
abrazando a la fe
abrazando a aquella fe…
a esa fe…
observando en su fuerte mano,
a esa querida realidad,
avanzando firme
por aquel oscuro recuerdo
de la eterna soledad,
y sosteniendo expectante
la cerradura de la oscura evocación
guardando la llave sin número
aquella a la que confiaría su vida
y de la cual colgó su esperanza, sin fe, un día…
y gracias a esa clandestina existencia
su destino, aquel vil y cruel futuro
contemplado, enfrentado y cambiado…
surgiendo de aquellos trémulos pasos,
y manos delirantes
ha pasado de ser aquella temida puerta
a su más y creciente realidad,
sosteniendo impetuosamente entre sus manos…
la llave…
Y en el límite más remoto de la existencia su existencia,
mi existencia...aún existe,
aunque en numerosas noches
acongojados y delirantes mis ojos
busquen otra salida…
a esta eterna soledad
caminando apresurados
por pasillos sin destino,
examinando,
interpretando los postigos de la eternidad,
sumidos en la esperanza de aquella llave,
guardada con recelo interminable
del alma humana, del ser humano,
y aún estando detrás de aquella cerradura,
persistentes los temores a más llaves…
el desconsuelo a no tenerlas,
lo desconocido de las cerraduras,
lo eterno de las puertas,
aquellas que inesperadas
crecen sin parar
y su camino...
mi camino…
llenando van de soledad.
Y aún en el límite más remoto de la existencia
el límite no está…
marcando en su interior
un paso más…
aquel pasó que dará…
que daré…
que dimos antes sin temer
¿será ahora una puerta más?
¿una cerradura más?
¿una llave más?
¿Qué ignorado destino sostiene nuevamente a mi vida?,
esta vez con apremiante fe
evoco forasteramente
a la clandestina existencia interior,
convirtiendo mi trémulo caminar,
en constante,
definitivo,
acertado,
abriendo otra vez el andar hacia ajenos caminos,
y haciendo que el ciclo asfixiante de la existencia,
sea forzosamente mi reiterado destino,
que esta vesa trae,
sin ruidos a mis oídos,
sin palabras a mis labios,
sin miedo a mi temor,
lo frecuente se convierte en incierto
lo habitual en transforma en insólito
y la fe...
en traición.
Apresuradamente llena ya de consuelo al corazón
y toma sin temor al reiterado destino,
lo observa nuevamente,
pero esta vez,
espera,
mirando atrás a aquel eterno pasillo oscuro
y remoto caminar,
vuelves hacia mí,
hacia el límite más remoto de mi existencia…
recordando esa noche tenue y asfixiante,
anhelando esos trémulos pasos,
esa fuerte mano
y esa segura llave,
queriendo volver a cerrar esa puerta
a contemplar esa inhóspita salida,
deseando ansiosamente la mazmorra,
la seguridad de lo conocido,
lo tibio de lo visto;
de lo que un día fue amado,
y que hoy es desesperadamente recordado.
Sonriendo en una lágrima de incertidumbre,
vuelve, vuelvo, la mirada hacia mi destino,
mi vil y cruel futuro
que una vez más es contemplado,
enfrentado y con fortaleza,
esta vez...
es aceptado
¡no más puertas!,
¡no más pasos!,
¡no más pasillos oscuros!,
¡no más noches asfixiantes!,
porque hoy se…
que para aquella puerta
la llave perdi.
No más llaves.
No más cerraduras.
No más...​

 

muy buen escrito aunque largo, pero se dice que la voluntad lleva fuerza, alguna ausencia de tildes, saludos

 

gracias por tu comentario¡¡¡


que tengas un buen día ''