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Certificación Ética

Tema en 'Poemas sociopolíticos y humanitarios' comenzado por Kwisatz, 7 de Febrero de 2015. Respuestas: 2 | Visitas: 539

  1. Kwisatz

    Kwisatz Poeta recién llegado

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    CERTIFICACIÓN ÉTICA

    ¿Estaría dispuesto a pagar más por un producto o servicio si supiera que el “sobrecoste” estaría destinado a construir un mundo más justo y con menos desigualdades?

    Tal como apuntaba en escritos previos (El verdugo inconsciente, El dilema Bruce Wayne), una buena parte de las grandes desigualdades mundiales nacen de pequeños gestos como la compra cotidiana.

    El consumidor medio no es consciente del poder que esgrime cada vez que decide a qué marca o empresa premia con ese dinero que tanto le ha costado de ganar con su trabajo.

    Si saberlo, con su compra, está validando un sistema de gestión, votando un modelo económico.

    Luego ese mismo consumidor se sentará delante de su televisor último modelo fabricado con coltan sangriento y se echará las manos a la cabeza cuando vislumbre, a través de los pequeños intersticios que permiten los poderes mediáticos, los resultados de la miseria mundial.

    Una información por otro lado desordenada en la mayoría de los casos ya que casi nunca explora las raíces de esa miseria. Más que nada porque probablemente a ese espectador y esforzado trabajador no le gustará que le señalen con un dedo acusador.

    Que 85 familias acaparen una riqueza equivalente a 3.500 millones de pobres es un indicador que ilustra contundentemente los inmensos desequilibrios económicos mundiales.

    Familias, por otro lado, que han sido encumbradas allí por gente como usted o yo.

    Naturalmente algo tan evidente no puede ser ocultado. ¿Se siente incómodo con esta realidad, se siente culpable? Afíliese a una de las múltiples ONGs que intentan achicar las inundaciones de las mareas económicas con cubos de playa y compre una pizca de conciencia limpia.

    ¿Quiere atajar ese problema de raíz? Bien, entonces va a tener que sacrificarse. ¿Se trata de que lo deje todo atrás y se convierta en un voluntario que se vaya a realizar trabajos sociales a un país de tercer mundo? Tampoco le estamos pidiendo eso.

    Se trata de volver al plano de lo cotidiano y de que se preocupe en investigar acerca de aquello que compra. Sea un consumidor ético.

    Ha decidido ser un consumidor ético, bravo por usted. ¿Por dónde empiezo? ¿Cómo puedo saber que lo que estoy comprando ahora no está contribuyendo a generar miseria? He aquí el quid de la cuestión.

    Es muy complicado y engorroso que una persona de la calle pueda averiguar por si sola si detrás de cada producto que compra hay una empresa responsable con la Sociedad y que practica el comercio justo.

    La desinformación y la opacidad son los mayores enemigos del consumidor que decide ser ético.

    Pero, ¿Qué pasaría si un mero sello bastara para identificarlas? En definitiva, lo que podría ser denominado Certificación ética.

    ¿Y quién se dedicaría a expedir dicha Certificación? Habría que recurrir naturalmente a una ONG que se dedicara a auditar empresas. Es fundamental que sea una organización NO Gubernamental.

    ¿Y en qué se fijaría la Certificadora al auditar las empresas? He aquí algunas ideas:

    - Que respete los derechos de los trabajadores y los derechos humanos y vele por la seguridad laboral de sus trabajadores.

    - Que remunere con un salario justo a sus trabajadores (esto se traduce en que supere en un amplio porcentaje el salario mínimo interprofesional) y fomente la estabilidad laboral con plantillas fijas de al menos el 80% de los trabajadores.

    - Que no existan diferencias de más de 5 órdenes de magnitud entre el salario mejor remunerado y el peor.

    - Que establezca horarios de trabajo razonables que no excedan las 8 horas diarias.

    - Que facilite la conciliación con la vida familiar.

    - Que demuestre practicar la paridad de géneros en los puestos de responsabilidad.

    - Que cumpla escrupulosamente con todos los compromisos medioambientales tanto nacionales como internacionales.

    - Que cumpla con todas las obligaciones fiscales de los países en los que opera. La empresa no evade impuestos ni opera financieramente en paraísos fiscales.

    - Que no financie dictaduras ni gobiernos corruptos.

    - Que intente comerciar sólo con proveedores, tanto nacionales como internacionales, que se ciñan a estos postulados. A medio-largo plazo este punto debe ser obligatorio.

    ¿Y esto en que se traduce? En un “sobrecoste” que usted debe estar dispuesto a pagar por los productos y servicios de estas empresas con Certificación ética para favorecerlas en el mercado.

    Ahora vuelvo a plantearle la misma pregunta que formulaba al principio de este escrito:

    ¿Estaría dispuesto a pagar más por un producto o servicio si supiera que el “sobrecoste” estaría destinado a construir un mundo más justo y con menos desigualdades?
     
    #1
  2. Pili Martí

    Pili Martí Invitado

    Veo que no le ha contestado nadie, compañero...yo dejo alimentos en los lugares donde se piden...suponiendo que llegará a los
    hambrientos, pero nadie me lo asegura. No todas las ONG son de fiar, pues algunas cobran "por unos supuestos cursos", cuando
    te ofreces como voluntario. Por ello, cuando dejo los alimentos confío que lleguen a su destino...confío sólo.
     
    #2
  3. Kwisatz

    Kwisatz Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    27 de Septiembre de 2007
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    Quiero dejar bien claro que admiro profundamente la labor que llevan a cabo muchas ONGs. Ello no implica que no se pueda ser crítico a la hora de valorar fríamente si su actividad es meramente paliativa o contribuye a atajar de forma efectiva las desigualdades en el mundo.
    Estoy de acuerdo que bajo las siglas ONG hay amparados defraudadores. Hemos asimilado estas organizaciones a las acciones humanitarias, pero no necesariamente debe ser así.
    Agradezco tu puntualización Pili. Un saludo.
     
    #3

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