Cielos cuadrados

Ahogado en un mar de sombras,
con la lid del cigarro siendo un faro,
dibujando y desdibujando olas, estoy.
El corazón de mis manos ansía palpar,
como el recio huracán en su arrebato,
tu cuerpo, noctámbulo, de sirena.
Evanescente corre el vino en mis venas
siendo fiel y nupcial testigo
de cómo el silencio se desposa
con la grana, tosca, de mi sangre.

Florestas de yedras cubren mis ojos,
empujan el peso del desahuciado vértigo
sobre el ancla desnuda de mis párpados.
Imposible navegar con el remo del recuerdo
hacia la marea desértica del sueño
donde siempre te me develas
como la única palabra, náufraga y audaz,
en medio de largos océanos de tinta.

Una íntima zozobra me llena de espuma,
me arrastra cual antiguo madero,
[FONT=Tahoma]y llego como la indeleble astilla
[FONT=Tahoma]hasta el árbol, nudoso, donde he nacido.
[FONT=Tahoma]Qué lecha más amarga emana entonces
[FONT=Tahoma]del pezón entreabierto de la memoria.
[FONT=Tahoma]Qué vida más lozana se encandila
[FONT=Tahoma]en las arterias callosas de estas paredes,
[FONT=Tahoma]tanto como si fueran cielos cuadrados
[FONT=Tahoma]donde un círculo habitado es la muerte.[/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT]

 

Una íntima zozobra me llena de espuma,
me arrastra cual antiguo madero,
y llego como la indeleble astilla
hasta el árbol, nudoso, donde he nacido.
Qué lecha más amarga emana entonces
del pezón entreabierto de la memoria.

QUE POEMAZO!!!!!! Para leerlo una y otra y otra vez. Fascinante!

Saludos