Circular

Y aquí, sin embargo, ya no surcan
mis lágrimas ternarias carabelas
en boga del arcano continente,
ni me dan con arcabuces en la sien
la epifanía del Verbo, la proterva
redención celestial del fuego eterno.

Desde el limo primigenio vuelven
los mismos gestos brutos, los mismos
mares móviles de lisonjas sedantes
que agrupan descalzas multitudes
y arengan, todavía, como si olvidaran
la sangre congregada en la gregaria
memoria de los pueblos.

Viejos, infames visajes anegan
en el desdén del agostado desayuno,
en la grama multicolor de mi aparato,
esta oronda oblación sin ídolos.

 

Wow, un poema de gran intensidad emocional, versos reflexivos, metáforas elaboradas y evocativas. Profundo y arraigado. Un placer leerte!

 

Gracias Era y Julia, me alegro que les haya gustado el poema. Besos.
Sr. Brausen.