Claro oscuro 6

Los labios se me abren casi secos,
se diluyen calidos perforándose la carne ocre,
mis dientes los despedazan hasta la sangre inerte
que los invade ansiosa, milagrosa.

He recordado de golpe que esto y despierto y presente,
no se cuanto llevo así, apenas lo deduzco.
Logro apenas diluir mi carne hecha de maíz y mi esqueleto parco y gris
apenas invado el reloj y miro en retrospectiva el cansancio.

Tengo unas manos de repente azules,
o es mi ojo que perfora el color de la inocencia,
por momento se me aconglomerado, impaciente y silente
una maquina tridimensional de baldíos huertos,
he visto el cielo y soy la nube que se deforma y se configura en otra cosa.

Empiezo a sentir de golpe súbito la fortuita ya esperada electricidad que revienta mis nervios lanzándolos como cohete alrededor del espacio lineal, empiezo a saberme dormido y cargado como batería de reactor eléctrico, un zigzag determinado a lo lineal.
Que extraña propensión la mía a la electricidad.