Claro Oscuro

Ando ciego, oscuro como lodo húmedo,
no veo mas allá de mi oscuridad pantanal,
no distingo entre las sombras sumergido,
no veo si es mujer o una vaca comensal.

Hace mucho tiempo apenas unos años largos
estaba enamorado de la mas inconmensurable y
casi perfecta por así decirlo belleza de mujer celeste,
un milagro de la roja estación cantando
entre la siembra negra de carbón.

Comenzaba entonces mi visita seguida al oculista,
a la casa revestida de mis nervios apunto del colapso
donde corren las voces ahogadas de mis manos,
amigo residual de la impaciencia que me hablaba persuadiéndome.

Venia recorriéndome seguida de sus manos y sus ojos,
venia envidia irreductible de las sirenas sin voz,
una flor donde brota la sangre polen de mis venas,
era el huerto de laureles, lilas olivos y amapolas,
un rayo de la nube brillantemente eléctrico hasta el fin.

Impacientaba mis ayeres ligándolos a la orilla de mis fauces socavadas.
!Que consuelo y que delicia tragármela por los ojos!
atacándola y rindiéndola a mi fantasía perversa
rebanándome las alas aterrizando en mi país de hielo.

Que me importa si el tiempo hace su piel de áspera dureza,
que si ensanchan los días sus caderas en espasmos,
que si la juventud es pasajera en tirabuzón.
Al demonio con las teorías de la forma el volumen y el color,
al demonio con los años de hielo en la lengua,
al diablo con la tierra.
!Que puede enseñarme una simple mujer pedestre!
una alegoría redentora nada mas.
Ando ciego en progresiva enfermedad, un glaucoma.
Después del sabor celeste de una mujer etérea las demás
tan solo sobran, se me figuran como una vacas comensales.

 

Buen escrito poeta, interesantes imágenes y un
transfondo de decepción y tristeza en tus letras.
Un placer leerte, Saludos y abrazos para tí.