Claroscuro 5

Nombrarte a las 11: 25 es dejar de nombrarte
a las 11: 26 con todo y sus segundos
uno a uno sin dejar que se cuele algo
de futuro que no tenga cabida en tal espasmo,
es dejar para todo el rato consiguiente
todo el minuto y todo tu nombre eyaculado del gran surtidor.

Nombrarte alas 11:25 es dejarte así para todo el día siguiente
a las 11:26 y su gravitante circularidad.
Es octubre en junio y en abril
o la tangente vectorial multidimensional
en mis nervios peliagudos de prensado fácil,
mis miedos nocturnos con todo y sucubos,
dialéctica corroboradora
el macrocosmos de mi tumba bípeda.

Terminar la última letra a las 11:26 en punto
sin copulas de segundo ni retrasos pasmodicolapsos
es tenerte de repente repentina hasta mañana,
por lo menos hasta las 11:25 y en lo sucesivo.