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Claudia y su antídoto...

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por Lirae, 28 de Diciembre de 2017. Respuestas: 1 | Visitas: 568

  1. Lirae

    Lirae Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Mi querida amiga, un día mas, filtro tus palabras a través de esta mente diluida entre el barro y el cielo, entre nubes oscuras y vientos sin dueño. Tus historias reales, se han convertido en parte de mi vida, le das aliento a esta ánima que sin piel, en noches que no existen anda.
    Entre este aroma a tierra fértil donde caen las hojas muertas de las flores calavericas y me gritan al oído quién soy y dónde me encuentro. Una sombra que vaga, eso soy, sólo una sombra.
    En esta casa de paredes adornadas de esquirlas, que me hiere, mas me da vida, y hace que tengan valor los días que me regalas, tus ratos conmigo, tus visitas. Sin esta casa amiga, nunca seriamos lo que somos...
    Agradezco esas ventanas que me abres escondiéndote de nuestro amigo Doyle, creo que ya él se ha percatado de nuestra complicidad, pero entiende que esas escapadas son parte de mi tratamiento y aunque controlado me las permite…

    Hoy he vuelto a encontrarme con él. ¿Cómo he de llamarle? ¡ No se, tiene tantas versiones! Y ponerle solo un nombre, me resulta imposible.
    Yo creo que es un ángel que de amor se ha perdido, no puede ser de otra manera. Creo que de alguna manera, se rompieron los amarres de los que pendía del cielo y me halló, o le hallé, no se...Pues siempre amiga mía, es capaz de devolverme la vida cuando ya esta caduca, cuando no siento ni mi aliento, cuando los ojos se me han derretido y naufragado entre mis mejillas.
    Casi no me percaté de su presencia a mi lado, como te decía, me había convertido en un ser como de aire, transparente y cada soplo de brisa me arrancaba parte de la poca piel que me quedaba. Me estaba deshaciendo…
    Me encontraba en una especie de cordillera, sentada en un borde donde apenas cabía mi cuerpo. Detrás y delante me rodeaba un abismo, pero sentado a mi lado estaba él...Siempre con la misma sonrisa en los labios.
    No se si lo que yo escuchaba era mi llanto, o era el viento que gemía...Pero lo que si pude oír fue su voz. ¿Qué te ocurre, por qué lloras? Yo pensé que mi imaginación me jugaba una mala pasada...pero él insistió, ¡Claudia! ¿Qué te pasa, por qué lloras mujer?
    A él no necesito responderle y una vez más, no tuve necesidad de contarle el motivo de mis lagrimas. Pero supe que él lo sabia, sabia todo de mi y así me amaba.
    Me contó el miedo que tenia a las alturas, a los abismos sin fondo, pero sin embargo tomó los hilos del aire y se echó abajo buscando el motivo de mi llanto.
    Llegó a un trozo de desierto, donde el sol golpeaba sin tregua y allí había un cuerpo muerto y seco. Era mi cuerpo amiga, o el tuyo, no se, nuestro cuerpo...Él se inclino, y abrió con sus manos el tórax, como si fuera el mejor de los cirujanos, acarició aquel corazón seco, y volvió a cerrar el pecho.
    Yo me conformé, de veras, pero aun seguía con la sensación de que la brisa se llevaba poco a poco mi vida….
    Entonces, el abrió mi vientre y sacó de él una pastilla blanca, aparentemente sin ser tocada por los ácidos del estomago al digerir, ni siquiera estaba estropeada y mucho menos caduca como aquel cuerpo seco. Miró la pastilla que aun estaba en sus manos, la aplastó y lanzó el polvo al viento, me miró con esos ojos que nunca podré describir y de pronto Sandra, fue como si a mi cuerpo lo invadieran trocitos de cristales. Empezaron a correr ríos como de sangre. Sentí el bombeo de una maquina en mi pecho...¡Había vuelto la vida! Él, sacó el veneno que yo había tragado, no se como...consciente o no...no lo se. No se como llegó aquella pastilla amarga a mi estomago y como había envenenado mi vida durante tanto tiempo, sin que yo a penas lo hubiera notado hasta que silenciosamente casi acaba conmigo…

    Por cierto, Aitor, me insiste en que te diga que tiene muchas cosas que contarte...que aún no le es permitido escribir, ya sabes que él poetiza sin tinta, no la necesita...Y esa son las cosas que quiere contarte, antes de que su mente, como la mía, quede quebrada. Aquí está, a mi lado, deleitándome con los sonidos de su violín, amenizándonos la tarde a todos los que aquí, respiramos…¡Así es él, nuestro dulce cantor!
    Pablo también te manda saludos, y me dice que siente que hoy las rosas sean rojas...pero que cierres los ojos y que las aspires como si fueran tus amadas rosas amarillas…

    Claudia, desde la casa... nuestra casa gris.

    Siempre me dices Claudia, que mis ratos contigo, mis trocitos de tiempo te dan vida, pero la verdad, no se quien de las dos recibe mas…
    Tus historias se me hacen tan reales que yo simplemente cambio las figuras, y me veo reflejada en cada letra…
    Dile a mis amigos que me llega la fragancia de las rosas entre las melodías del violín...Y recuerdale a Aitor, que se sujete fuerte a las correas de las que pende, que con una mano sujete la fe, y con la otra la esperanza...

    SHA.
     
    #1
    A Luis Á. Ruiz Peradejordi y Teo Moran les gusta esto.
  2. Luis Á. Ruiz Peradejordi

    Luis Á. Ruiz Peradejordi Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias Sandra, por traernos las inquietudes de Claudia, por hacernos partícipes de sus más personales vivencias, por ponernos en las manos los sentimientos que alberga en ese corazón dolorido, que espera una palabra, un gesto de ánimo para seguir adelante. A la casa gris vuelvo mis pensamientos, mis gestos emocionados que quieren llevan un poco de luz a ese paisaje.
    Un cordial saludo.
     
    #2

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