Como trigo.

Como trigo.

Espiga tierna, verde caña de lujuria primaveral,
vas cimbreándote por la vida.
Tallo trigueño de almíbar y lavanda.
Caminas dejando trocitos de sol en tus pasos de cráter y luna,
escribiendo tu carta astral.

Habéis nacido para admirarme, dirás.
Y es verdad.

Así pasan los días perfumados por tu esencia de almendra,
a veces dulce, a veces amargos.
Los grillos, esclavizados por el engaño de tu voz,
rascan su negra armadura,
obsesivos violines en la obscuridad.

Voy perdiendo en cada palabra,
en cada verso un fragmento de mi vida.
Nunca ves por donde andas,
iluminas todo y no necesitas mirar.
Estoy haciéndote inmortal.

Habéis nacido para admirarme, dirás.
Y es verdad.

Escribiré un negro reguero de tinta,
que manchará los ríos de poesía.
Una catástrofe ecológica.
Los centauros gritarán hundiendo sus cascos en el agua
y la Átlantida se hundirá.

Has nacido para admirarme, dirás.
Y es verdad.

 

Confesión que deja caer su sensible y natural frecuencia de latidos y mirar... bellos versos amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

bellísima poesía!
una mezcla de admiración, amor y deseo...
un placer leerte
Saludos cordiales

 

Muchas gracias por tus comentarios. Un abrazo enorme!