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Como un Juego de Niños

Tema en 'Poemas Melancólicos (Tristes)' comenzado por Five_Little_Prince, 11 de Enero de 2008. Respuestas: 0 | Visitas: 499

  1. Five_Little_Prince

    Five_Little_Prince Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    21 de Diciembre de 2007
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    Siempre he dicho que a las penas
    debemos enfrentarlas con la hoja y con la pluma.
    Que la angustia solamente puede ser vencida
    Si nosotros desenredamos de a poquito
    Los hilos que entretejen su madeja.

    Luego de otra amarga noche escribo solamente
    Para que el papel me enseñe ahora
    La lección que ayer no pude
    Aprenderme de memoria.
    Pues siempre salteo
    En los manuales del dolor vivido
    La teoría que me hubiera sido imprescindible
    Para que en próximas partidas de palabras
    Nadie pueda hacerme trampas
    Sin temor a que lo vea.

    Mi hoja siempre es una gran alternativa.
    Un privado ambrosía que me cura,
    Y tiene el código de la complicidad,
    Que a mí tanto me falta cuando estoy ante terceros
    Para confesar mis ideales…
    Pues ya tengo miedo al plagio que traiciona.

    Una a una mis ideas completan
    Con inerte manuscrita,
    Los párrafos en blanco todavía sin cubrirse.
    Me dictan al oído palabras que yo ignoro,
    Palabras repetidas, o palabras que no riman.

    Quiero hacer notar
    Que algunas cosas me molestan.
    Pero mi corazón adoctrinado
    Se escuda en el silencio.
    Pisar otra vez alguna calle
    Sin sentir vergüenza.
    Y que el texto que me falta
    Para acabar este poema
    Se llenase de palabras…
    Sin yo hacer esfuerzo alguno.

    Yo quisiera escribir este poema
    Como si el día de ayer no haya existido.
    Y así los afectos que he perdido
    Todavía querrían leer mis manuscritos.
    Ya no deseo decir más suposiciones.
    Desearía encontrarme todo el tiempo
    Con verdades en mi boca.
    Desearía no tomarme la vida tan enserio;
    Así nunca más lastimaría a mis queridos.

    Y de repente aparecen negaciones,
    Y cuestiones de la vida
    Que no me hacía falta contestarlas.
    Ideas y utopías y mil suposiciones,
    Me nacen en el pecho y me piden que las cuente.
    Me nace, por ejemplo, (y aquí yo me detengo):
    “Si en un mañana pudiera yo otra vez
    ver la vida como un juego
    que se acaba el día que morimos”...

    Si el Señor me concediese
    Que mi vida volviera a ser un juego,
    Yo ahora nunca más me dejaría
    Perder tantas partidas,
    Únicamente porque me apena
    El poco entendimiento.
    Y a mi niño dejaría de exigirle aquellas cosas
    Que yo sé él no puede darme.
    Así yo ganaría en esta mano
    (Que pareciera ser irrelevante),
    Muchos años más de vida:
    Pues si todos nos fijásemos un poco
    Podríamos notar que nuestro niño sufre mucho
    Y envejece muy de golpe
    Cada vez que el padre le molesta
    Con cuestiones moralistas.
    (Estas cosas no son inteligentes).

    De yo volver a ver la vida como un juego
    Que se acaba el día en que morimos,
    Me ocuparía más
    Por darles a ustedes versos nuevos
    En vez de corregir tanto los ya escritos.
    Y así de paso yo abandonaría
    Por al menos un momento
    Todos mis anonimatos;
    Pues aunque el cristianismo
    Me recomiende ser modesto
    Yo en verdad quisiera por lo menos
    Un ratito a la semana,
    Un minuto o una hora,
    que la gloria me durase…
    O reconocimiento por todo lo que escribo.
    (Yo sé que vale un poco).

    Si en un mañana pudiera yo otra vez ver la vida
    Como un juego que se acaba el día en que morimos:
    Pues ya mismo empezaría a recorrer
    Los países donde alguna vez yo haya vivido,
    Entonces buscaría la palabra y el pendón
    De quienes mi soberbia en un tiempo ha lastimado.
    Y así yo ganaría
    –Si el Señor no se ofendiera demasiado-
    El derecho a reclamar en el día de mi muerte
    La entrada al Paraíso…
    Pues habré tenido méritos de sobra.

    Si yo pudiera ver la vida de nuevo como un juego
    Que se acaba el día en que morimos:
    No me pelearía nunca más con mis amigos
    Por defender el psicoanálisis,
    Y me tomaría en cambio un tiempo largo
    Para practicar caligrafía y pensar cada palabra…
    Que yo debo que decir al otro día.

    Y así si en mi barrio alguien viniera a preguntarme
    Qué me pasa, porqué tanta tristeza…
    Yo en seguida podría desahogarme de mis penas
    Contando al menos un relato
    De aquella mujer que no he tenido.
    ¿Cómo puede alguien saber completo el verso
    que nace y muere en nuestro pecho?

    Desearía que la gente que vive al lado mío
    Entendiese que la vida debiera ser tomada
    De cuando en cuando un poco como en juego.
    Y así tal vez luego de alguna discusión inesperada,
    Quien no sea dueño de la última palabra
    Felicite a su adversario en muestra de respeto.
    Y cada diferencia de ideales
    Finalice con las manos estrechadas.

    Si yo pudiera otra vez en el futuro
    Ver la vida como un juego de niños,
    Recurriendo a la nobleza dejaría sin palabras
    A quienes buscan mi discordia.
    Pues no me importaría demasiado
    ser un poco más inteligente
    Si con eso yo frenara
    los discursos de dobles intenciones.
    Aunque dudo que aquellos jugadores
    Que participan en esta competencia
    (Que se acaba el día en que nos vamos a otro mundo),
    Entiendan de inmediato que no vale la pena
    Hilar palabras al discurso para que la vanidad salga ganando.

    Apreciaría mucho más a mis defectos,
    Y con toda la nobleza
    Que yo pudiera tener en esta vida
    Los defendería con grandes argumentos
    Que enternezcan el corazón y los oídos
    De mis posibles detractores.
    Y entonces yo daría media vuelta
    Y mientras me persigue el ambiente silencioso
    Andaría muy tranquilo y sin tener que preocuparme;
    Pues daría por ganada esas partidas
    Que tienen pocas reglas
    Para las palabras que se usan.

    Y si otra vez me levantara
    con muchas ganas de morirme… Ser sincero.
    Y no escribir en un cuaderno de bitácora
    Que la vida merece ser vivida.
    Después de todo…
    En el papel se quedan las lágrimas escritas.
    ¿Acaso no es la poesía una tristeza
    que se apura hacia afuera de nosotros
    en busca de la hoja?

    Si en un mañana pudiera yo otra vez
    Ver la vida como un juego
    Que se acaba el día que morimos,
    Revisaría más seguido el diccionario
    Y buscaría más sinónimos
    Para mi vocabulario repetido,
    Por si acaso mis letras te aburrieran,
    Yo tendría mil sinónimos para definir un sustantivo.

    Si yo pudiera ver de nuevo
    la vida como un juego de niños
    (que se acabó el día que dejamos esta Tierra):
    Pues iría a ver el Tormes
    Aún en los inviernos congelados.

    Ojalá yo lo lograra...

    "Mirar de nuevo
    el mundo en que vivimos
    como un juego de críos...

    Que se acabó el día en que partimos".




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