Con un aire de póstumo artista

danie · 3 de Enero de 2015

Tomo el pincel y empiezo a pintar
mis rostros suicidas,
algún que otro horcado
colgado del ápice de la vida.

Pinto nubes borroneadas,
lánguidas,
deshilachadas,
vacías…
como mil décadas grises
de la mano de un cielo
que solloza cenizas.

Pinto y pinto
noches repletas de silencios,
de afónicos muros
levantados en las paredes del tiempo,
de sordinas mudanzas
de las mosquetas a los helechos,
de los helechos a las ciénagas,
de las ciénagas a los campos de espinas.

Pinto con un aire de póstumo artista;
es que mis ojos sufren
las agónicas heridas,
pero no lloran, jamás lo hacen,
sólo se enajenan en la mar salvaje
de marinos sin ron,
ni nereidas,
ni tampoco brújulas ni días.

Tristes huérfanos de las costas
son mis ojos,
de los buques que se encallan
en un sinfín de mareas
a la deriva.

Y ellos en ese enajenamiento
sólo se ponen a dictarle al pincel
los paisajes devastados
por los sueños arrepentidos.

Tal vez, si algún día hubiesen llorado,
hubiesen desahogado el cúmulo de ese cauce dolido
con sus mustios patrimonios
de difuntos sentidos,
los sueños no serían
penitencias y castigos,
y esas pinturas no serían las de un póstumo artista.

dragon_ecu · 3 de Enero de 2015

Llorar frente al mar se vuelve un imposible... sabiendo que su sabor es de lágrimas.
Por ello sus gotas frente a las olas se secan pronto, o se vuelven hacia la boca en lugar de seguir a la barbilla...
los pliegues de un gesto consolador las gira y guía hacia las comisuras.
Tantas veces quise llorar viendo la costa... y no pude sino terminar sonriendo.

Un abrazo a tan bellas letras danie.

Dragon Ecu

Lourdes C · 3 de Enero de 2015

Bello poema de principio a fin. Grato leerte.
Saludos cordiales.

Luis Prieto · 4 de Enero de 2015

danie dijo: ↑

Tomo el pincel y empiezo a pintar
mis rostros suicidas,
algún que otro horcado
colgado del ápice de la vida.

Pinto nubes borroneadas,
lánguidas,
deshilachadas,
vacías…
como mil décadas grises
de la mano de un cielo
que solloza cenizas.

Pinto y pinto
noches repletas de silencios,
de afónicos muros
levantados en las paredes del tiempo,
de sordinas mudanzas
de las mosquetas a los helechos,
de los helechos a las ciénagas,
de las ciénagas a los campos de espinas.

Pinto con un aire de póstumo artista;
es que mis ojos sufren
las agónicas heridas,
pero no lloran, jamás lo hacen,
sólo se enajenan en la mar salvaje
de marinos sin ron,
ni nereidas,
ni tampoco brújulas ni días.

Tristes huérfanos de las costas
son mis ojos,
de los buques que se encallan
en un sinfín de mareas
a la deriva.

Y ellos en ese enajenamiento
sólo se ponen a dictarle al pincel
los paisajes devastados
por los sueños arrepentidos.

Tal vez, si algún día hubiesen llorado,
hubiesen desahogado el cúmulo de ese cauce dolido
con sus mustios patrimonios
de difuntos sentidos,
los sueños no serían
penitencias y castigos,
y esas pinturas no serían las de un póstumo artista.
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Soberbias letras admirado Daniel, cerrándolo con una estrofa propia de un maestro.
Ese, Tal vez, cuantas veces no se repetirá amigo mío.
Excelente obra Daniel. Me dejaste pensando.
Cordial saludo y gran abrazo poeta

liliana leoni · 5 de Enero de 2015

danie dijo: ↑

Tomo el pincel y empiezo a pintar
mis rostros suicidas,
algún que otro horcado
colgado del ápice de la vida.

Pinto nubes borroneadas,
lánguidas,
deshilachadas,
vacías…
como mil décadas grises
de la mano de un cielo
que solloza cenizas.

Pinto y pinto
noches repletas de silencios,
de afónicos muros
levantados en las paredes del tiempo,
de sordinas mudanzas
de las mosquetas a los helechos,
de los helechos a las ciénagas,
de las ciénagas a los campos de espinas.

Pinto con un aire de póstumo artista;
es que mis ojos sufren
las agónicas heridas,
pero no lloran, jamás lo hacen,
sólo se enajenan en la mar salvaje
de marinos sin ron,
ni nereidas,
ni tampoco brújulas ni días.

Tristes huérfanos de las costas
son mis ojos,
de los buques que se encallan
en un sinfín de mareas
a la deriva.

Y ellos en ese enajenamiento
sólo se ponen a dictarle al pincel
los paisajes devastados
por los sueños arrepentidos.

Tal vez, si algún día hubiesen llorado,
hubiesen desahogado el cúmulo de ese cauce dolido
con sus mustios patrimonios
de difuntos sentidos,
los sueños no serían
penitencias y castigos,
y esas pinturas no serían las de un póstumo artista.
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¡HERMOSO! LEERTE UN PLACER... (ALGÚN DÍA VOY A ESCRIBIR COMO VOS) AHORA PASO A CORREGIR JA JA

Ricardo José Lascano · 7 de Enero de 2015

Magnífico trabajo, estimado Danie, te lo aplaudo. Recibe un abrazo fuerte. RJL

ladulcec · 7 de Enero de 2015

Mirarse adentro es de valientes.
Escribes de una manera única apreciado poeta, admirable tu obra felicitaciones!
Un abrazo grande

nube blanca · 7 de Enero de 2015

danie dijo: ↑

Tomo el pincel y empiezo a pintar
mis rostros suicidas,
algún que otro horcado
colgado del ápice de la vida.

Pinto nubes borroneadas,
lánguidas,
deshilachadas,
vacías…
como mil décadas grises
de la mano de un cielo
que solloza cenizas.

Pinto y pinto
noches repletas de silencios,
de afónicos muros
levantados en las paredes del tiempo,
de sordinas mudanzas
de las mosquetas a los helechos,
de los helechos a las ciénagas,
de las ciénagas a los campos de espinas.

Pinto con un aire de póstumo artista;
es que mis ojos sufren
las agónicas heridas,
pero no lloran, jamás lo hacen,
sólo se enajenan en la mar salvaje
de marinos sin ron,
ni nereidas,
ni tampoco brújulas ni días.

Tristes huérfanos de las costas
son mis ojos,
de los buques que se encallan
en un sinfín de mareas
a la deriva.

Y ellos en ese enajenamiento
sólo se ponen a dictarle al pincel
los paisajes devastados
por los sueños arrepentidos.

Tal vez, si algún día hubiesen llorado,
hubiesen desahogado el cúmulo de ese cauce dolido
con sus mustios patrimonios
de difuntos sentidos,
los sueños no serían
penitencias y castigos,
y esas pinturas no serían las de un póstumo artista.
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Letras que llevan a la reflexión nos dejas querido amigo Danie
donde tu inspiración deja la profundidad de tu talento poético
hecho poesía. Siempre es un placer poder pasar por tus letras.
Besos y un abrazo. Tere

dulcinista · 7 de Enero de 2015

Un gran poema amigo estimado,
una verdadera obra maestra nacida de tu interior
que por lo que te he leído guarda verdaderas maravillas.
Abrazos y un saludo.

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