Con una taza de te...

Con una taza de té con limón,
agridulce sabor,
incansablemente me cuestiono,
¿Por qué me torturo los días pensando en vos?

¿Por qué simplemente no puedo olvidarte y decirte adiós?
¿A caso me gusta, en carne sentir este dolor?

Mi cuerpo esta fatigado,
mi psiquis bombardeada,
por una catarata de pensamientos
que no me dan descanso.
Solo quiero estar bien,
pero en mi mente, errante sigues vagando.

Por eso esta noche,
quien extiende su lúgubre sudario,
a esta hermosa flor,
que encontré solitaria en un rincón,
le concedo una importante misión.
Por cada pétalo que le despojo con dolor,
se marchará un sí o un no.

De esta forma será ella
quien decida si debo dejarte ir,
o correr tras de ti,
como inalcanzable estrella.

Cae un pétalo… caen dos...
Por ahora la respuesta es un rotundo no.

Caen tres… caen cuatro...
Añoro verte dormir en mi cuarto.

Caen cinco…
Te siento decirme dulcemente te amo al oído.

Caen seis... caen siete...
Lo nuestro es para siempre.

Caen ocho… caen nueve…
Mis esperanzas de tenerte se desvanecen.

Así seguí hasta que aquella flor,
con su corazón desnudo quedo,
y mientras la apreciaba
sentí como mi alma se heló.​