Confieso

Aún no he sentido ese palpito lindo en el corazón,
esa electricidad en mi cuerpo,
esas cosquillas que te ponen los pelos de puntas,
ese sonrojo al mirarla.

Pues aun no sé qué es amor, ni siquiera tengo la visión,
y confieso; soy un inexperto en el amor,
ni siquiera puedo dar un beso de pasión,
ni esa mirada tierna que conquista cualquier corazón.

No sé conquistar, no sé cómo actuar delante de ella,
soy un fracasado, (soy peor que un animal al coquetear) soy una pena para la masculinidad,
pues soy el único que nació sin un manual en el amor.

Y lo acepto no soy un experto en el amor,
no soy como Romeo o un mujeriego como Don Juan, simplemente soy J.Emanuel Robleto,
un inexperto más que necesita ayuda de un manual.

A la vez llego a pensar que nací por nacer,
sin ningún motivo, sin ninguna misión,
solo un ocioso del amor y un estorbo en la imaginación del corazón.

Todo me sale mal, y al intentarlo me sale peor,
yo quisiera amarla, pero ni siquiera me atreve a mirarla,
la ignoro dejándola ir sin darle una frase de mi corazón.

Y yo muriéndome por dentro, gritando,
encerrado en las cuatros paredes de mi corazón, culpándome, deseándola, queriéndola.


La soledad de a convertido en mi mejor amiga,
mi aliada de mis fracasos,
pues la estoy queriendo y ella que se me va de mis brazos,
por ser tan frío, ingenuo, optimista con el amor,
tan deprimido en mi expresión y un amargo en la ilusión.

Desde entonces ya no creo en el amor,
pues Cupido se olvidó de mí, me abandonó,
se burló de este corazón,
de esa ilusión tan linda que alguna vez de mi vida mi corazón sintió:

Fue una aurora de tantas,
que nunca olvidare porque fue la única vez,
que tal vez una pequeña pica de pasión mi corazón experimento…

Ella era tan bella,
que no puedo comparar, ni con un astro, con un clavel,
ella era única, más que original,
me enloquecí completamente,
llegue a pensar que ella era para mí,
pero no fue así.

En realidad ella era una diosa,
yo un simple mortal,
que babeaba al verla,
que me enloquecía al pensarla, y me imaginaba que la besaba.
Ella fue la única mujer,
que calentó mi sangre por todo mi cuerpo y que mi corazón bombardeara al cien por ciento.

 

Interesante escrito.
Grata lectura.
Saludos y buen domingo.

 

He vale!, muchas gracias..