Confirmando serendipias en año nuevo

Decidí cerrar el ordenador y hacerlo a la antigua, tomé lápiz y papel decidida a sacar lo que llevaba dentro.

La mayoría tenemos un millón de formas para subir el ánimo, dado el caso es que terminan siendo apenas unas pocas cosas las que de verdad logran hacerlo. Yo, por ejemplo, suelo hacerlo viendo mi lista de películas románticas, esas que me hacen volver a creer en mágicas fuerzas como las coincidencias, el destino, un afortunado hallazgo que no buscaba, el vivir o el amor.

Por supuesto, éstas cosas siempre funcionan, el lío es que su solución es casi siempre momentánea, la mayoría de las veces lo que cargo termina ganándole a ese pequeño momento lleno de entusiasmo. Y es entonces, cuando me pregunto si la vida no es sino esos saltones momentos llenos de entusiasmo por los que te desvives, momentos que te hacen creer que el amor de tu vida es el galán de la facultad al que mirabas de lejos o el hombre interesante con quien bailaste la otra noche o momentos con lo que más amas. Tal vez, sólo es ese momento en el que un buen amigo sale a comprar algún detalle para ti sabiendo exactamente que podrá ser el regalo más caro o costar tres pesos pero, que terminará siendo igual de bueno para vos, pues te conoce tan bien. Creo que la vida es son estos momentos sumados a cortos de una montaña rusa de emociones y situaciones casi incontrolables.

No todos los días me siento igual, pero hoy es uno de esos días donde tengo ganas de creer que estoy en este camino por algo más que la suma del tiempo en mi vida.

Santiago de Cali, 31 de diciembre de 2018.

 

Bienvenida poetisa. Un gusto leerle. Feliz año.