Consuelo a Flor

Lo bonito. Cadena de montañas,
la habitación vacía, tu pelo revuelto,
la cartera, el bisturí para las oblaciones,
la depresión.

Lo bello. El cielo castaño,
la torre de paz.
las bandadas de aves fragata,
la playa de otoño.
El café con su aroma de naturaleza
y dos trufas hechas con amor.

No caes, no caigas, el torbellino
no divide, solo separa.
Las olas se agitan, el faro de una isla.
Es de noche. En las calles
hay luces de fiesta.
La gente sonríe, ríe,
camina para distraerse, de la mano,
charlando, con un cigarro
de tela.

Bonita, tu compañía es ese
compás mágico que hace rica
a la música.
Como el tesoro de un rey gnomo.
Como el imperio de un
sátrapa iraní.
Tu semblante no puede
tornarse al duro rostro de la
ciudad. ¿Su gris de
fabrica contra la levedad
de tu baile? Bah.
Eres una especie de ángel
que olvida sus llaves.
No te ausentes más. ¿Mejor?

 

Inquietante, por lo menos. A veces, desgarrador. Si bien no llego a saber nunca a quien te diriges, ese desconocimiento hace del poema un testimonio aún más doloroso.

 

Va contra el mundo y a fabor de nadie esta aventura, esta súplica, que mezcla fragmentos de todo..
No es un consuelo tomar un café, ni una ablación.
Todo lo que se dice nos priba de la belleza auténtica y nos priba del placer de la misma. Todo es en este mundo un caos y su terapia, no es otra que resignarse a contemplarlo hasta que estalle el pensamiento.

Nada tiene de bello el contemplar y nada tiene de sano el tomar un café en cualquier parte donde los derechos humanos si existen, no se cumplan.....

Gracias por la impotencia; pensar, es el castigo de la humanidad. Pero no pensar, es el castigo de las bestias.
Entre una bestia derrotadora a un humano derrotista, me quedo con lo segundo, porque siempre puede tender una mano después de la comprensión del daño.


Gracias como digo, por la lectura.
No es que tenga mucha fuerza, dicho de esta manera, pero al menos, lo intentas.