Contemplando la escultura de una niña

Escultura de Paloma Biyú
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Esta niña va rompiendo el dolor del mundo con su mirada de embeleso.
Esta niña es la sorpresa de un mundo ingenuo que luce mejillas inocentes.
Mujer entre las niñas está, y alondra es al amanecer de la vista que la toca.
Niña, mi niña, de hace muchos años, que mis ojos te quieren y desde siglos que te lloran sin querer.
Pero, esa niña no es mi niña, esta niña sonriendo habla mejor que cualquier razonamiento de mujer.
Será que nuestros pensamientos son más pequeños que su gesto y nuestra sonrisa más pequeña que su cuerpo.
Los caminos que sonríen en los ojos de una niña corren más a la espuma de la rosa que al sueño.
Esta niña sonríe en el pétalo de la mujer verdadera.
En ese pétalo todo lo que canta es la niña que en él está sonriendo.
Ese pétalo que despierta el niño que en mí estaba durmiendo sobre el sueño de los trenecitos.
Niñita, ita bonita, yo sé que soy la abeja de tu oído.
Tú me juntas porque a mis dos yos abrazas.
Niña nueva alba, gigante mi niña,
eres más que un motivo de verso.
¡Qué secreta, qué secreta, niñita,
es tu ternura!







Chus

 

Me ha encantado el final, todo un desfile armónico de ternura en tu poesía, maravilloso es que existan esas musas para hacer salir tu voz. Un gusto leerte siempre.

 

Son musitas. Muchas gracias, Megara, por tu atenta lectura y ama ble comentario. Un beso, Chus.