Contemplo...

En la oscuridad y silencio del solitario aposento, se siente la presencia de una energía. Espacio ocupado por algún ser invisible.
¿Seré yo misma ese ser invisible? No entiendo porqué mi mente entra por un portal de incertidumbres y permanece allí buscando algo.
Entro a una caverna subterránea. Nunca sé como he llegado ahí. La luz tenue. Suficiente luz para que mis ojos puedan delinear la caverna. Notar su estructura de roca, y contenido del agua. Pasillos estrechos alrededor del lago, agujeros anchos, entradas, o salidas (quizás). Miro alrededor y nunca tengo miedo, pues es como si tarde o temprano tenia yo que llegar. Falta el ruido de la vida en este lugar. El ruido de la ilusión.

La mente es un ser invisible. Un acompañante al que solo yo puedo percibir. Yo con mi mente... invensible dúo en esta vida.

Años de ser alegre, buscando justicia. Observo que todo humano pisotea a otro. No hay mano que te de la mano cuando caminas cerca de un precipicio o de una caverna como tal. Todas las manos, hasta la de tus hermanos, se esconden detrás del ruido de la vida. Karma. ¿Será Karma? En mis entrañas llevó a mi madre prendida. Nada que ver. Nada que pueda hacer. ¿Podré hacer más? A donde se fue? Se ha ido lejos estando a mi lado. ¿Donde se esconden sus consejos para mi? Solo puedo sacar a flote las memorias de su amor, y que estas memorias sean la barca para navegar por la vida. De un lado a otro navego con su amor, brújula fija desde hoy. En esta caverna abordo en la barca y salgo a ruta desconocida... a un mar inmenso que me espera.