Contra la tormenta-.

Mientras, en los colegios,

recogían trenzas de espigas

los harapientos de la guerra.

Espigas y más espigas,

verdes y amarillentas,

y luego enchufes, enormes

sacos de ellos. Apenas cuatro huertos,

vecindades arruinadas.

Palabras masculladas para dentro.

No hubo tiempo

peor. Apenas testigos quedan.

Alguno que, con su mirada,

su testimonio delata. Otros, que vacían

su escopeta, con mala saña, los días

de tormenta. De poco sirven,

a las amistades conquistadas, vivir

en un tiempo de locos, de locos y de fieras.







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Pues sí la historia de la humanidad es de todo menos humanitaria.

Buen poema, saludos.

 

Jaja sí así es tristemente....Un abrazo y gracias por tu paso!!

 

Cada individuo, familia, pueblo, nación, todos tienen sus tormentas.
Lo que importa es el modo de sobrellevarlas para sobrevivir.
Fue un gusto leerte, amigo.
Un abrazo y muy feliz inicio de semana.

 

Sobrevivir subsistiendo. Sin duda una buena aproximación a lo que escribo. Un abrazo y mi gratitud de siempre Cecilya!

 

El lenguaje es una herramienta poderosa por su versatilidad. Puede ser blanda y dura, precisa y difusa...
Apunto a la diferencia entre el ser humano y el ideal humanitario.
Esta obra apunta a ese dilema pero no señala su existencia: ¿puede el hombre ser más humano? (como ser o ideal).
Esta es la pregunta de fondo que por desgracia solo tiene respuestas individuales.
Se debe entender que todo ideal pretende ser colectivo, pero su concresión es individual.
Tenemos entonces dos dimensiones diferentes: lo ideal vs lo real, lo colectivo vs lo individual.
Este poema es potente en su intención de mostrar sin señalar tales dimensiones. Obliga a meditar sobre la naturaleza pimitiva y la elevación de la consciencia.

Saludos.

 

Gracias Draco. Un abrazo!!