Contrición a la luz

Echar el movimiento ondulante de los cuervos.
Movimiento de dedos como marionetas cantando
como si las cosas del mundo se mecieran a trasluz.
El efimero golpe que marca tu cuerpo
por encima de las crepitaciones agónica de los dientes.
Una daga atraviesa el aire buscando las multitudes
que vitorean los decires.​

Silencio.
Silencio.

Hay un trayecto del aire que se agota para encarrilar el deseo
una materia dispuesta a tomar el color de tus ojos
una ladera que tiene las puertas del color de las madreselvas
un techo azulado con todos los padresnuestros que duermen soñando.

Aguarda...

El mundo está esperando tu voz para avanzar a la velocidad de tu amor.
Yo te lanzo los colores para vestir tu desnudez de plata.
Hay algo que vuela dejando atrás la distancia de los cometas
y se va enredando como una vitis vinifera cubriendo tu cuerpo al sol o medio sombra.

El beso

llega con su manantial de espejos en los labios
y corta salvaje el batiburrillo orgásmico de los impíos.
Todo desciende como redención musical del olivo:​

la flor el aire los himnos

mi palabra...




​

 

La inspiración preciosa en el camino de la hermosura.