Corazón empeñado

Liubrarme del dolor
intenté empeñando
a una tortuga mi corazón.
Monedas de contrabando:
una de cristal sin honor,
y dos de oro nadando
se alejaron de mis manos.
Igual quedé llorando,
pues cual fue mi horror
al estar al tanto
que el terrible dolor
ahora había pasado
de mi corazón al hueco atezado
del lugar que había dejado,
ya que en protesta ciega
las arterias se hincharon
reclamando la vuelta
del corazón empeñado.
Obligándome a buscar
a la tortuga de prado
que desapareció en el mar
junto al valor de las monedas
y mi corazón mortal.

Ahora estoy a la espera
de volverla a encontrar
y así arterias y venas
me dejen en paz.

Entendí con pena
la triste verdad:
No importa la tragedia
el dolor siempre vendrá,
siempre habrá una escusa
para hacerme llorar.


Uff, que bien se siente publicar algo nuevo:::banana::: como extrañaba el simple hecho de colocar un escrito mío en este portal, no pensé que me sentiría tan satisfecha:S saludos

 

Hermosoo escrito, magia en cada palabra, muy bueno hijadelilith, me encanto, me fascino,, jejejejeje, mis saludos, y mis estrellitas
Diego Balestrini