Cosas del futuro

Érase una vez, allá por el siglo XX, que los avances del conocimiento humano posibilitaron la investigación del espacio exterior. Siempre ha sido mucha nuestra curiosidad.

Tras mucho trabajo y superar mucho ensayo-error, el hombre fue capaz de construir y enviar múltiples naves al espacio con muy diversas misiones que se iban cumpliendo sujetos a sus órbitas fijas alrededor de la Tierra. Poco después, se logró pisar y “conquistar” la Luna.

Este camino, con sus más y sus menos, continuó su desarrollo. No recuerdo el año ni tampoco quién dirigió el grupo de científicos al que se le ocurrió la idea de enviar en uno de tantos ingenios espaciales un dispositivo con grabaciones de importantes composiciones musicales de muy diferentes épocas. El ingenio se diseñó para que fuera bien fácil su reproducción. Se depositaron muchas esperanzas en la posibilidad de que aquello en breve,-cuanto antes mejor-, fuera escuchado por quien fuera que no fuéramos nosotros.

La humanidad continuó con su camino. Pasaron los años; pasaron décadas y pasaron siglos. Hasta el día de hoy.

Apenas hace un mes,-escribo estas líneas cuando hoy es el 15 de Marzo del año 2.437-, que un hallazgo revolucionó al mundo científico. Huelga decir que, lo que hoy es la vida en la Tierra, poco o nada tiene que ver con aquella del siglo XX.

Una de nuestras naves, que se dedicaba a recuperar restos metálicos de antiguos satélites, naves y otras construcciones espaciales, regresó a la Tierra con sus bodegas repletas de material. Mientras se hacía la selección de componentes, un operario recuperó lo que en su día fue una grabadora. En un principio, el hallazgo no supuso nada especial y se dejó en una de las estanterías a la espera de su despiece y posterior aprovechamiento.

Cuentan que un día, un empleado, mientras recogía piezas en el almacén, al coger una de la estantería golpeó sin querer la que estaba al lado y ésta se cayó al suelo y comenzó a funcionar. Sólo se escuchaba un zumbido intermitente, suficiente para ser revisada. Aquel artefacto,-aquella antigua grabadora-, se entregó a uno de los equipos técnicos que se puso manos a la obra.

Tras un minucioso trabajo consiguieron recuperar una intermitente relación de nombres y breves frases. Pero también lograron recuperar,-y aquí está lo asombroso de este hallazgo-, una breve composición y su título: “Help”. Tiempo después se supo que la cantaba una agrupación que se hacía llamar “The Beatles” y nada más se pudo avanzar en la investigación porque, al parecer, el tema llevaba ya siglo y medio descatalogada.