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Crónica de un soneto Alejandrino y los años. (primera parte)

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Pantematico, 6 de Febrero de 2022. Respuestas: 3 | Visitas: 443

  1. Pantematico

    Pantematico Amargo el ron y mi antipática simpatía.

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    Febrero 2022.

    ¡Que escriba un soneto en alejandrinos!, ¿si supieran lo que me piden? Hace más de veinte años que escribí el último y en mi memoria aún está presente, aunque a fuerza de ser honesto, ya no lo recuerdo. Ahora que lo veo en retrospectiva tengo más de veinte años sin escribir nada. Antes de los sucesos tenía letras, me sobraban, eran como mis tropas en el camino. Prometí ante una tumba reciente que volvería a escribir, así que solamente me daré un poco de tiempo para pensar, ¿Cuál será el tema? catorce líneas con catorce silabas cada una, ciento noventa y seis silabas no deben ser problema, ya lo he hecho antes. Hice muchas cosas antes. Antes. Este antes en particular es de hace veinte años y aún me veo como en ese momento, tirado en el piso, con la rodilla destrozada y un casquillo calibre 9 mm recién percutido frente a mi cara, brillante, metálico, con pequeñas letras grabadas que decían “parabellum”. “Si vis pacem, para bellum”, ironía tan fina, si quieres la paz prepárate para la guerra. Parabellum, esas letras se quedaron grabadas también en mis ojos bien abiertos, tan llenos del fuego, reflejo hipnotizante de lo que se había transformado todo a mi alrededor. Y yo inmovilizado, con el rostro en el piso, mientras esos hombres destruían y quemaban mis cosas, mi ordenador, mis papeles, mi mimeógrafo. Mi rodilla sangraba, mi pierna ya no la sentía. Cubrieron mi cabeza y todo se volvió negro completamente. Supe de esa arma el calibre, era 9 mm, de uso exclusivo del ejército y las fuerzas armadas, así que es lógico suponer la procedencia de mis atacantes. Supe el calibre, vaya, es buena frase, puedo usarla para que rime con libre, “sabiendo de antemano del arma el calibre”... ahí está, a ver, veamos, 13 silabas, no hay problema, los acentos caen en las silabas 2,6,9 y 12, perfecto, un auténtico verso alejandrino a la francesa, no hay que cambiarle nada, ya tengo uno me faltan trece.


    En mil novecientos ochenta y ocho recién salido de la licenciatura de Etnología, Antropología Social y Etnohistoria, y por recomendación de mi maestro Roger Bartra, me integre a la plantilla del periódico El Machete, ya desde mis días de estudiante formaba parte de la corriente social demócrata del Partido Socialista Unificado de México, en esos años de terminar mi carrera, Roger Bartra atinadamente decidió abandonar toda militancia política, con lo que me sentí en completa orfandad. Mi paso por ese periódico fue digamos ambivalente, ya que si bien puede escribir editoriales incendiarias contra la elite y el status quo, la distribución del periódico era boteando por cooperación voluntaria en los vagones del metro. Como pregoneros modernos, gritábamos a todo pulmón las últimas noticias aderezadas con finas ironías y sutiles agudezas recibiendo a cambio pequeñas monedas de solidaridad, sin saber ni comprender que los dirigentes del partido ya estaban negociando abandonar los ideales a cambio de representación y poder. Pero nosotros, los jóvenes que aun creíamos en cambiar el mundo, en cambiar las bases, seguíamos inmersos en esa pobreza voluntaria tanto en lo físico como en lo ideal. Teníamos un enemigo: la plutocracia, estábamos preparados con ideas, motivos, razonamientos. No sé qué ha pasado con mis compañeros de esa lucha, aquellos jóvenes greñudos y pandrosos que soñábamos con que la pobreza podía ser eliminada mientras todos permaneciéramos franciscanamente pobres. Y lo repito, estábamos preparados con palabras, inteligencia, razonamientos lógicos y sociales, pero nunca nos prepararon para lo más importante, La Realidad. Pero ¿a qué viene todo esto con el soneto que estoy escribiendo? Mi cabeza gira de un recuerdo a otro, intenta andar por todos esos lugares, aun no tengo el tema para este soneto, solo un simple verso, y mi cabeza salta de un recuerdo a otro, intenta andar por otros ritmos. Mmm ok, “intenta mi cabeza andar por ritmos diversos” catorce silabas, dos hemistiquios: intenta mi cabeza, siete silabas, andar por ritmos diversos, 8 silabas pero puedo hacer la sinalefa al centro, y son catorce silabas, en la cesura, ¿los acentos? 2,6,8,10 y 13 para un alejandrino necesito en 6 y 13, pero los acentos del primer hemistiquio no coinciden con los del segundo, necesitaría acento en la primera y quinta silaba también, no es un alejandrino propiamente dicho, se rompe el ritmo, pero técnicamente si lo es, usare este verso, y bueno también rima con “versos”, si hay tiempo reviso este y lo cambio pero por lo menos ya tengo dos líneas, me faltan doce.


    En vísperas del día de fieles difuntos de hace veintiún años, de acuerdo a la costumbre, mi amigo y dueño del semanario en el que trabajaba, me pidió unas calaveritas literarias. Las calaveritas literarias son composiciones poéticas breves que expresan pensamientos satíricos o ingeniosos. Para esa época, a mis treinta y cinco años, la carrera de Etnología lo único que me dejó es vivir en un pequeño pueblo de la mixteca, pero mis investigaciones hace tiempo que había abandonado, por esa época decidí afincarme en ese hermoso pueblecito, tan pobre pero pintoresco, trabajando como editor en un semanario local muy pequeño. Era año de elecciones y el gobernador era un verdadero cacique en todos los sentidos de la palabra, libanes de origen, católico irredento, antiaborto, anti-homosexual, hizo una buena fortuna militando en el partido del poder. Hizo de ese estado un feudo personal. El pacto social estaba roto, no había seguridad ni justicia, y cómo la gente de esos lares era muy combativa, hicieron del gobernador un ser déspota y sanguinario. Pero ante la opinión pública, que realmente era solamente su opinión, daba la cara de un exitoso hombre fuerte que gobernaba lo mismo con paz que con fiereza, atento y fiel padre de familia, con bella esposa y había logrado por merito, que la capital del estado fuera genuinamente el paraíso turístico para propios y extraños, pintoresca y libre. Pero el gobernador tenia apetitos digamos no convencionales, secretamente metía por las noches chichifos y prostitutos a la casa de gobierno. Era secreto a voces, se sabía que aquel muchacho guapo tenía tantas concesiones de taxis, aquel otro ya era comandante de la policía de algún pueblito, este otro era presidente municipal, y todo por hacerle favorcitos a las nalgas del gobernador. La homosexualidad no es delito al contrario, pero ocultarla a los ojos de la opinión, gastar el dinero del erario en prostitutos y perseguir la homosexualidad como un delito y pecado nefando, eran las credenciales del gobernador, y ya tenía el tema preciso para las calaveritas literarias que me había pedido el dueño del semanario. Mi primera novela iba por muy buen camino para publicarse, ya estaba en pláticas con una casa editorial, y además había ganado los juegos florales de ese año en un pueblo vecino con un poema sobre eventos astrológicos que se repiten cada cientos de años. Me sentía libre para escribir, para criticar, para hacer conciencia, envanecido por tan pocos logros. Así que revise las notas a publicar en esa semana, escribí una editorial insinuando los desatinos del gobierno y me prepare a escribir la calaverita literaria al gobernador. Escogí un acróstico, para que no quedaran dudas sobre a quién me estaba refiriendo, pero trate de ir un poco más allá, decidí escribir un soneto en alejandrinos. Catorce líneas en las que con agudeza comentaba que los egresos de la hacienda salían de la tesorería proporcionalmente a lo que le entraba por el culo al gobernador. Fue una gran tarea, ya que trataba de hacer rimar con la terminación RAT, que es como termina el apellido del gobernador y son muy pocas las palabras con las que pude hacerlo, al menos lo hice con rimas asonantes, pero también hice juego de palabras con RAT y rata. Hice otras calaveritas para los personajes conocidos de la política, como el zorro hipócrita del presidente de la republica del Partido Conservador, o personajes de la farándula. Pero a media plana del lado izquierdo, sabiendo que es ahí donde se posa siempre la vista, coloque la calaverita dedicada al Gobernador del estado. Logre un buen soneto alejandrino, poco común en el tema de las calaveritas que generalmente son coplas breves, logre que acentos, sinalefas y cesura quedaran cada una en su lugar. “O acentos, sinalefa o cesura que equilibre” catorce silabas, ritmo 2,6,9,13, alejandrino, ya tengo tres líneas del soneto, y rima con calibre, no voy tan mal, me faltan once.


    Cuando quitaron la cubierta de mi cabeza, mis ojos tardaron en acostumbrarse a la penumbra, era poca luz, pero realmente me cegaba. No reconocí el lugar, era un habitáculo paupérrimo a donde me llevaron, durante el traslado trate de escuchar lo mejor que pude, pero mis captores no mencionaron nada en todo el camino, tampoco conocí los ruidos de la zona, por el tiempo que calcule en unos cuarenta minutos en que me transportaron en un ruidoso vehículo de mi casa en llamas a ese sitio, bien sabía que estaba lejos de cualquier lugar habitado. Me ataron a una silla de madera. Sentado baje la vista, no quería ver a mis captores para no tener que reconocerlos y ellos se dieran cuenta. Vana esperanza, conocía bien de donde venía este ataque. Aquellos hombres dejaban ver en su forma de actuar educación castrense; atisbe cabellos cortos tipo militar, miradas feroces, rostros adustos. Me ataron sentado a la silla y salieron del lugar. Baje la cabeza y observe la sangre seca que formaba fractales en mis pantalones. Me seguía doliendo pero seguramente estaba en shock, una bala de 9 mm a bocajarro en mi rodilla, seguramente destruyó tendones y huesos, ya no sangraba y no entendía porque. Quizá tuve suerte y no toco ninguna arteria o vena importante en esa zona, pero no se mucho de anatomía. Trate de serenarme. No sé cuánto tiempo paso, pero cuando me dieron el balazo era de noche en mi casa, quizá las diez que era la hora que acostumbraba acostarme en esos tiempos, ahora la luz del alba comenzaba a filtrarse por las rendijas que dejaban las maderas y láminas de cartón negro de los muros. Así que posiblemente serían las 6 de la mañana, nueve o diez horas aproximadas calcule el tiempo que me dejaron solo, amarrado y sentado en esa silla. No tenía caso que me amarraran, mi pierna estaba destrozada, no podía moverme para ningún lado. Posiblemente me haya dormido o desmayado algunas veces en ese tiempo. El sonido de un candado que se abre y una cadena que cae. Un hombre apareció, la luz de la puerta que entro a raudales a sus espaldas solamente me permitió atisbar su silueta. ¿Cómo está el poetita? ¿Ya se despertó el cabroncito? Su voz era áspera, aguda, burlona. Hablaba y al mismo tiempo un fuerte golpe con el dorso de la mano se estampo en mi rostro. Mi nariz comenzó a sangrar abundantemente. No podía respirar, el aire me faltaba y abrí la boca vehemente tratando de tomar aire. No, no poetita de mierda aquí no te mueres putito, todavía te falta mucho, me dijo y al mismo tiempo otra vez me golpeo fuertemente en la espalda pero aunque el golpe fue seco y doloroso, me permitió respirar agitadamente. ¿Qué chingados quieres? Le grite con todas mis fuerzas y toda mi impotencia. ¿Qué quieres tu pendejito? Mira que escribir tan bonito. Saco una libreta que inmediatamente comprobé era mía, la puso ante mí y la abrió en una página que ya tenía señalada. Por ti, por ti clamaba, cuando surgiste, infernal arquetipo, del hondo Erebo, con tus neutros encantos, tu faz efebo, tus senos pectorales y a mi viniste. Sombra y luz, yema y polen a un tiempo fuiste, despertando en las almas el crimen nuevo, ya con virilidades de dios mancebo, ya con mustios halagos de mujer triste. Yo te amé porque, a trueque de ingenuas gracias, tenías las supremas aristocracias: sangre azul, alma huraña, vientre infecundo; porque sabías mucho y amabas poco, y eras síntesis rara de un siglo loco y floración malsana de un viejo mundo. Leyó el poema lentamente, haciendo pausas cómplices en las palabras “virilidades” “Efebo”, “dios mancebo”, “vientre infecundo”, “senos pectorales”. ¿Eres puto? Me pregunto, ¿por qué escribes estas joterias. En esos momentos no supe cómo explicarle que ese poema no era mío, que era un soneto de Amado Nervo de hace casi cien años, que lo transcribí para inspirarme, pero me sorprendió mucho más que pudiera entenderlo, descifrarlo. Si, era un poema que con humor decadente da una noción muy desfavorable del homoerotismo, y me sorprendió que Nervo llegara a leerse a través de aquel hombre brutal, que entendiera de que hablaba, de homosexualidad, de ambigüedad, pero de manera muy negativa por la moral en el porfiriato. ¿Sabes porque estás aquí putito? Volvió a hablar, hiciste enojar mucho al gobernador, y el señor no quiere que lo olvides nunca, ¿Cómo te explico nenito? Mira son elecciones, no puedes decirle puto a cualquiera en este lugar, y menos insinuar que el puto es el gobernador, ¿entendiste puto? Estas jodido poetita de mierda, pudiste chingar al pendejo presidente, o mejor aún, una calavera para el candidato de la coalición conservadora, que sube y que baja. Todo mundo se burla de esos pendejos, pero no, el poetita pendejo quiso pasarse de listo y escribir del gobernador, sabes, ¡hasta su vieja se la hizo de pedo! Bueno, aquí los muchachos se harán cargo de ti, ahí te los dejo, que lo disfrutes. Aquel hombre, que nunca más volví a ver, se dirigió a la puerta y llamo a los hombres que se habían quedado afuera. “Con anhelo gradual comencé con la tarea” catorce silabas también, pero no tiene los hemistiquios equilibrados, el primero seis silabas, el segundo ocho, acentos en 3,6,9 y 13, parece más un verso crético que un alejandrino, pero lo usare, los recuerdos son más fuertes y bueno, no sé qué pasara cuando llegue al verso catorce, aun no tengo el tema para este soneto, solo tengo cuatro versos y me faltan diez.


    A mediados de octubre cuando el otoño llena de flores amarillas todos los rincones, del año dos mil veintiuno, en plena pandemia del COVID murió Cosette. Aún hay lágrimas secas que aunque no salgan, duelen. Nadie vino a su cremación, solo estuve yo. Conocí a Cosette en la cárcel, en aquel entonces se llamaba Adriano, se sentó a mi lado en el comedor de la prisión. Yo aún no sanaba de mi rodilla, traía una férula y me costaba trabajo sentarme, pues fueron cuatro las puntadas en el culo desgarrado. ¿Cómo sigues? Me preguntó con aquellos enormes ojos negros tan expresivos. Era muy joven, menuda, delgada, andrógina completamente. Su pregunta sonaba interesada, era la primera persona que me dirigía la palabra en los dos meses que llevaba encerrado en esa cárcel. ¿Te vas a comer eso? Señaló mi plato, le dije adelante tómalo. Metió su mano en mi plato y tomo uno de los taquitos dorados que aunque se veían buenos, yo no podía comerlos, pues por la golpiza había quedada muy lastimada mi quijada, me costaba y hasta dolía comer. ¿Sabes? Me dijo nuevamente, gracias a ti la comida esta mejor, ayer fueron tostaditas de pata, antier taquitos placeros de chicharrón crujiente, no tan aguado y correoso como nos lo daban antes, no habíamos comido tan rico desde que llegaste, ¿Qué hiciste? Continuó hablando, mientras yo masticaba lentamente aquella papilla de puré de papa que era lo único que podía comer, tenía mucha hambre, pero todo lo que daban estaba hecho al parecer para que yo no pudiera pasarlo. ¿Qué hice? Aun no lo sé, le respondí, pues debió ser algo muy fuerte, ¿sabes? Dicen los muchachos, y señalo con la mirada a un grupo de reclusos que estaban sentados frente a nosotros, que están esperando que sanes para darte la bienvenida como mereces, el Chachuán, aquel negro gordo y grasoso que esta junto al Palillos, volvió a señalar con la mirada, está esperando para hacerte su perra, dice que te va a coger todos los días que estés acá, que por lo visto serán muchos. El Chachuán tiene sida, ¿sabías? Aquellas palabras las decía como si estuviera platicándome del clima con total indiferencia. Pues, ¿Qué hiciste? Volvió a preguntar. Dicen que ofendiste a alguien muy poderoso que está pagando para que te lleve la chingada acá adentro. Le dije “puto” al gobernador, conteste lacónico, y ¿qué culpa tenemos los putos para que nos compares con ese desgraciado? Su alegría se desvaneció y se puso muy seria. Pero fue solo unos instantes, volvió a su habitual desparpajo y me pregunto si no me iba a comer el otro taco, tómalo.
    En esos momentos recordé: después de ser violado repetidamente por los hombres que me secuestraron, ser golpeado hasta dejarme como una masa inerte, me metieron por el culo un gran tubo de metal hasta perforarme los intestinos. Pero eso no lo sentí o si en verdad lo sentí, ya no lo recuerdo. Desperté esposado en la cama de un lujoso hospital, donde varios especialistas lucharon por salvarme la vida. La peritonitis y la necrosis me dejaron a unos cuantos segundos de morir. La rodilla destrozada, fractura de pómulo y quijada, inflamación de la membrana del cerebro, coma inducido ¿para qué seguir? Me destrozaron. Después, cuando salí del coma y comencé a dar signos de recuperación, un abogado que no conocía vino a verme, dijo que se iba a encargar de mi caso, pero que las cosas estaban muy complicadas, mis cargos eran incendio premeditado, incitación a la violencia, narcotráfico y homicidio. ¿Homicidio? ¿a quien mate? El abogado no dijo nada, solamente comento que en unos días me trasladarían a la prisión de máxima seguridad y desde ahí se llevaría mi caso, que no me preocupara por la cuenta del hospital, ya había sido pagada y que me mantendría informado. Le pregunte ¿quién está pagando?, ¿acaso mi patrón? Tu patrón es la víctima, me respondió, todo lo está pagando el secretario particular del gobernador, está muy interesado en tu caso. El abogado prometió informarme de todo, se despidió y se fue. Nunca volví a ver a mi abogado, ni volvió a ponerse en contacto conmigo, de hecho cambie de abogado tres veces en el transcurso del proceso judicial, pero no podía pagar mucho.

    ¿Tienes más amigos o contactos? ¿Familia? Preguntó Adriano mientras se comía el último taquito dorado el cual tomó ya sin preguntarme. Le puso un poco de salsa, limpio con el taco la crema de mi plato y lo mastico alabando el sabor, mmm que delicia. Mi boca se hizo agua en esos momentos. No, no tengo a nadie con quien contar, mis padres están lejos, y son muy pobres, aún soy soltero, y dicen que mate a mi mejor amigo. Pues vaya que estas jodido, por cierto, me llamo Adriano, pero me gusta que me digan Cosette, yo soy Juan, mucho gusto Cosette. ¿Te gusta Víctor Hugo? Le pregunte, ¿el wey que canta? Víctor Hugo el escritor, le conteste. Ah, yo pensaba que el que cantaba las puertas de Alcalá. Sonreí, ese es Víctor Manuel, ¿a, conque así se llama?, bueno el otro que dices no sé quién es. Bueno, el nombre que te gusta es de un personaje de su novela Los Miserables. Ah ¿sabes? No me gusta leer, de hecho no se leer bien, y esa novela ¿es como las que pasan en la tele? No, es algo diferente, y esa Cosette, la del Víctor Hugo, ¿de qué va o que? Cosette es la esperanza en un mundo lleno de miserables, ¡Que bonito! por eso me gusta tanto ese nombre; si quieres, después te cuento su historia, pero es una novela muy larga, pasan muchas cosas. Ok, si por favor, cuéntame toda su historia.

    Esa tarde, al regresar a mi celda, vi a Cosette arreglando sus cosas, ¿Qué paso? ¿Qué haces aquí? Bueno le prometí mamarle la verga todos los días durante un mes al viejito que estaba aquí contigo, si cambiábamos de lugar y aceptó, pero ¿Por qué lo hiciste? Pues para cuidarte tontito, apenas puedes moverte, además dijiste que me ibas a contar de la tal Cosette, y quiero saber más, si el nombre vale la pena, además, tú eres un buen hombre, se te nota, así que ambos estaremos más cómodos así, y no te preocupes, me encanta mamar vergas, así que no fue gran sacrificio. “Fuiste única esperanza en un mundo miserable”, dos hemistiquios, Fuiste única esperanza siete silabas, en un mundo miserable 8 silabas, pero hay sinalefa, catorce silabas entonces, acento en silabas 1,2,6,9 y 13. Pero este verso es mío, únicamente mío, no lo usare en el soneto.


    Entonces ¿estás seguro que ese libro del Beso de la Mujer Araña no lo escribiste tú? ¿No me lo estas inventando? Eres muy capaz y muy bueno para eso, es cómo nuestra historia. No Cosette, ese libro lo publicó Manuel Puig en 1976, yo apenas tenía diez años. Y ¿no te parece muy raro que un libro se parezca mucho a lo que vivimos? Decía Alejandra Pizarnik que el que lee, se lee, no entiendo eso, mira, por lo que sé, el libro de Puig se basa levemente de un preso político del movimiento del 68, un activista gay, creo que se llama Luis algo de Alba, ¿Cómo el actor del pirruris? No, no, este es Luis ¿Hernández? ¿García?, González, eso es, Luis Gonzales de Alba. Ah, entonces ¿él era la jotita Molina y el otro Manuel Puig era el Valentín? Pues no, no lo creo, ambos son gais, eso sí, pero recuerda que te comenté que el libro está ambientado en la Argentina de Perón, y que aunque Puig vivió en México, nunca estuvo preso en Lecumberri, además recuerda que te comenté que Molina fue acusado por corrupción de menores, que tenía 37 años y que quería ser mujer, y Valentín era un joven de 26 años, preso por subversión, así que no, no se parece en nada a nosotros, tu estas aquí porque heriste con un cuchillo a un cliente que te quiso golpear, yo estoy aquí porque dicen que mate al dueño del semanario y por narcotráfico, además, tú tienes 27 años, yo 35. Cierto, también es diferente porque eres tú quien me cuentas libros, como Molina le cuenta películas a Valentín, eso sí lo entendí, Molina quería ser la protagonista de las películas y ahora yo quiero ser uno de los protagonistas de este libro que me cuentas, lo que no entiendo, es ¿en donde está la mujer araña?, yo pensé que saldría la Jessica Dru. Sonreí, algunas veces su inocencia era lo único que necesitaba. Estábamos en la fajina de lavar los baños, mi pierna nunca quedo bien, pero ya podía moverme un poco y los golpes ya eran cosas del pasado. Aprendí en ese tiempo en la cárcel, que no importaba la inocencia, ni la justicia, solo el dinero. Lavábamos los baños en la mañana, y después juntos trabajábamos en la lavandería, con el producto de ese trabajo pagábamos la cuota necesaria para estar un poco más seguros. Casi terminábamos de asear el baño cuando entraron el Chachuán, el Palillo, la Morsa Loca y el Pachulí. El Chachuán pateo la cubeta y tiro toda el agua sucia, ¿Qué paso putitos? Su voz ronca y rasposa arrastraba un acento yucateco. ¿Ya te sientes mejor Poetita? Alguien nos pagó y muy bien para darte unas buenas cogidas cabrón y ¿sabes qué? Hoy comenzamos puto. El Chachuán era un hombre grande de 1.80 metros de altura, bastante corpulento, gordo, desagradable, sus otros tres compañeros, más o menos eran igual de corpulentos, aunque de menor estatura, excepto el Palillos que era extremadamente delgado y correoso. Me levante lentamente, me costaba trabajo mantenerme de pie mucho tiempo y tenía miedo, pero no podía darme el lujo de que ellos lo notaran. Mi altura era un poco mayor que la del Chachuán, 1.85 metros, y aunque yo no era tan corpulento, si bastante ágil, aunque ahora que mi pierna estaba inutilizada, no sabía que tan rápido me podía mover. Se me hace que va a ser muy al contrario, le conteste con voz firme y en un alto volumen, se me hace que nosotros dos, señalando a Cosette y a mi, vamos a ser quienes se cojan a ustedes cuatro. Tomé el palo de la escoba y señalando más o menos la mitad, le dije: Esté te lo voy a meter hasta acá, pendejo. En ese momento Cosette y yo éramos como un ejercito. “Las tropas que antes tenía eran letra madura” catorce silabas, primer hemistiquio las tropas que antes tenía ocho silabas, eran letra muerta siete silabas, sinalefa, catorce silabas, pero acentos en versos 2,4,7,8,10 y 13, vaya, por lo menos necesito acento en la sexta silaba, "tenía", mmm, ¿con que palabra la podré sustituir para cambiar el acento? Bueno los recuerdos agobian y cansan mucho, que sean ya cinco versos y me faltan nueve. Me siento muy cansado, quizá continué con este soneto mañana.
     
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    Guadalupe Cisneros-Villa Dallas, Texas y Monterrey NL México

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    Y lo escribió. Amo los sonetos alejandrinos, hoy platicaba sobre fetiches y realmente no creo tener uno hasta que entré a su escrito y me di cuenta que si lo tengo; Sonetos Alejandrinos con rima interna.

    Ahora que estamos en tema de escritos extensos, le quería decir que le quiero incluir en mi historia, no sé que seria exactamente, pero si lo quiero hacer. Tengo dos nombres que le quiero dar ud decida, uno es Sergio y el otro es Iván. Para mi Sergio es atrevido y aventurero, Iván es un tipo más serio y metódico un observador de la vida se puede decir. En fin ud me avisa que nombre quiere llevar y dependiendo yo se lo pongo. Me imagino que es un cliente del restaurante y que se la pasa observando lo que sucede incluso en el primer capitulo que no he terminado quiero enfocar en las mesas del local. Y ud. tiene la mesa en una esquina cerca de la puerta de salida y cerca de la puerta del baño exclusivamente para ud. También es a la única persona que no se le cobra el ron cuando decida tomar, entiendo que eso seria una desventaja para la casa, pero lo que ud aporta al establecimiento es mucho más que el precio de una botella o dos de ron.

    En fin dejo de decir cosas porque se supone que se debe comentar el escrito no confesiones de personas chifladas. Hoy es nublado con rastros de lluvia, me encantan los días así, no los veo sombríos sino todo lo contrario es cuando soy mas feliz y me rio más.

    Abrazos amarillos desde un domingo nublado y alegre (a propósito, hoy desayuné pozole y en DF lo hacen muy rico. De hecho, una “amiga” un día me llevo a comer a un restaurate donde se especializan en pozole. Digo amiga entre comillas porque hay una historia ahí también y en realidad una que me gustaría olvidar o borrar de mi vida)
     
    #2
    Última modificación: 7 de Marzo de 2022
  3. Pantematico

    Pantematico Amargo el ron y mi antipática simpatía.

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    Ivan es una traducción de mi propio nombre. Me encantan los días nublados porque el frío hace mas llevadero el ron.
     
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  4. Guadalupe Cisneros-Villa

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    Listo entonces le nombraré Iván, creo que su avatar justifica ese nombre. Pues hoy le gustaría mucho porque está nublado y cayendo hielo, está frío y solo tengo té y café. Me gustaría tener un amigo como ud. cerca para salir a tomar algo por ahí y hablar de la vida de las cosas, pero me conformo a escuchar a los discos de Julio Cortazar, que voz tiene me facina.

    En fin abrazos amarillos desde un día nublado y he leído su relato, la segunda parte, tengo cosas que quiero platicar al respecto, ahora voy a comer.
     
    #4

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