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Cuaderno de Ausencias

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por San León, 17 de Abril de 2013. Respuestas: 1 | Visitas: 295

  1. San León

    San León Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    16 de Marzo de 2013
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    Amor. Eso lo suele definir todo. Si hay amor o no hay amor. Nada lo resuelve todo de esa manera como el amor. Pero luego está la realidad. El amor suele ser “la otra realidad”.
    Esta es la historia no de amor, no es la historia de plenitud de una pareja. Es la historia de la ausencia de los dos. Como dos grandes objetos que se separan bruscamente, y crean un vacío en el espacio que ocupaban. Mucho se habla y se escribe sobre el amor… es tan solo una pequeña reflexión.

    Ellos. Ellos lo define todo en ciertos momentos. Ellos se conocieron.
    Él, no sabía vivir en pareja. Ella, por el contrario, no sabía vivir sin sigo misma.
    Ambos, en breve, se echaron de menos a sí mismos, como se echaron de menos entre ellos.
    Él, un solitario firme. Ella, una turbulenta solitaria. Él, una nebulosa de poesía apagada, como una hoguera aguada. Ella, un esperpento de ráfagas de aire en todas direcciones que nacían y acababan en su mente agitada por los vientos.
    Él, abierto hasta el alma. Una tarde junto a él, a solas, hacía, por inercia, que tu mayor armadura se oxidara en cuestión de horas y tuvieras, por fuerza, que desvelar secretos de ti mismo que ni tú mismo conocías. Él, pues, era unos brazos abiertos, un agujero negro de soledades, paciencias y armaduras.
    Ella, aquí, era el universo opuesto. Su alma era el mayor secreto para ella misma. Antes que toparte con ella, veías sus sonrisas cristalinas que te guiaban a ella, y como un cristal, nunca te dejaban llegar a ella. Un agujero negro de verdades a medias y verdades que se conocían y no se decían, otras, por el contrario, le pertenecían, pero le eran totalmente ocultas. Quien iba a saber sus verdades si ni ella misma las sabias. Una armadura de incertidumbres y ausencias que él, solo consiguió desvestirle una noche de luna llena.
    Se amaron. Como universos opuestos que convergen en distintos polos.
    Pero amar es más complicado. Amar. Amar. Amar, como las mareas. Dar tu libertad, que te regalen otra libertad diferente a la tuya y esperar que dos libertades diferentes den más libertades.
    Amar suele ir acompañado de otros verbos igualmente imposibles de usar en imperativo. Como soñar, frustrarse, luchar, vivir…
    Juntos. Juntos vieron atardeceres y se vieron a oscuras.
    Para con el tiempo, dejar de verse a plena luz.
    Unas libertades extrañas, desde luego.
    Dieron al fin, con azar y sorpresa… pesadillas.
    Las pesadillas de ella: arnés de su armadura de incertidumbre
    Eso fue un extraño regalo para él.
    Que con gusto acepto sin percatarse: por amar, que empezaba a mezclarse con otros verbos, como trasnochar.

    Y como a menudo, resulto que sus libertades, tomaron, para ambos, nombre de cadena.
    Y ambos vieron como su cielo, propio de cada uno, reino de su libertad
    Volaba lejos de ellos mismos.

    Una historia de amor y ausencias.

    No dijeron adiós. No crearon fronteras.
    Pero se dijeron adiós. Y miraron al suelo en busca de un trazo.
    Y no lo encontraron.

    Libertad volvió, pero con miedo. Muchas veces había sido castigada y torturada por azares y amores, mezclados con extractos de otros sentimientos.

    Al fin, no se decir como sucedió a continuación. Un conjunto de nebulosas que ahora sí, se conjugaban a la perfección, como una dulcísima música para el caos.

    Una cara distante de la misma moneda. Una cuerda floja, el canto entre las dos.

    Libros de poesía desconocidos, noches en vela. Poemas en el reverso de un pasaje de tren. Amaneceres en soledad. Y resultó que la soledad, esa ausencia que no fue del todo soledad, también se vió conjugada con el verbo amar y poco tuvo, luego, de soledad.

    No se puede decir que se dejaran de ver. Sería mentira decirlo. No se puede decir que se dejaran de amar. Ni que les visitó otra armadura llamada soledad.

    Un cuaderno de ausencias. Donde no faltaba el amor ni la soledad. Siempre a medias tintas. Dificiles conjugaciones y uniones que a menudo se presentan contranatura y nos hacen pensar que es incorrecto cuando no nos damos cuenta de que está sucediendo, y así sucede. Es real.

    Las grandes cosas de la vida son contradictorias. El amor y el odio viven en el mismo lugar. El bien y el mal. Lo correcto y lo incorrecto.

    Este amor, este cuadro de ausencias, fue un poema sobre la soledad y la no-soledad, sobre el amor y el anamor.
     
    #1
    Última modificación: 17 de Abril de 2013
  2. Jorge Lemoine y Bosshardt

    Jorge Lemoine y Bosshardt MAESTRO

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    Preciosas letras admirables muy lindas.
     
    #2

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