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Cuando Azul se volvió multicolor

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Bella sin Alma, 19 de Febrero de 2024. Respuestas: 0 | Visitas: 74

  1. Bella sin Alma

    Bella sin Alma Poeta recién llegado

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    Desde pequeña. siempre se sintió atraída por el color azul.

    El amanecer de los días buenos era azul. El cielo de verano, ese que alumbraba con su claridad los días cuando brillaba allá en lo alto el cálido sol.

    El mar...

    El agua salada que mojaba y llenaba de miles de gotitas refulgentes su piel bronceada, también era azul.

    Aquel vestido que encontró en un viejo mercadillo y le sentaba tan bien.

    Sus flores favoritas, ¿cómo se llamaban? Tan pequeñas, tan frágiles, tan sencillas y que un día ya lejano descubrió como adorno comestible en su ensalada.

    ¿Cómo se llamaban?

    ¡Campanulas, sí eso es, campanulas!

    Sus ojos, profundos y azules como serenos lagos...

    Para ella solo existía el azul. No veía más allá del color azul.

    Pero un día, sus sueños le revelaron la existencia de mil colores más. Mil posibilidades nuevas para vivir y comenzó a urdir un plan para hacerse con algunos de aquellos colores mágicos con los que, de tan solo pensarlos, su cuerpo entero vibraba y se llenaba de fe, de serenidad, de dicha, de gozo y de una placentera y apasionada fuerza que la empujaba hacia los demás.

    Pasó el día nerviosa y cuando ya comenzaba a caer la tarde, fue preparando minuciosamente aquellas cosas que consideró que podría necesitar. preparó sobre su cama largos cordeles de raso. Alineados uno junto a otro y se tumbó a esperar el sueño y con él la llegada de los colores de sus deseos.

    Fueron llegando de a poquito en cuanto la venció el sueño...

    Primero llegó el amarillo, luminoso y vibrante que enseguida la infundió el ánimo suficiente para saber que saldría venturosa de aquella aventura. Lo atrapó en un suspiro, lo infló como si fuera un hermoso globo y lo ató con uno de aquellos cordeles de raso.

    Ya tenía uno y se sentía feliz.

    Luego llegó el color verde, tan sedante y ligero que logró tranquilizarla. Repitió el suspiro y el inflado y lo colocó cuidadosamente junto al globo amarillo a la espera de los demás.

    Le llegó el turno a su querido azul y en un plis plas, este se encontraba reposando junto a los otros dos.

    El naranja, que pese a poner un poco de resistencia vibracional, pronto temblaba de brío junto a los otros tres.

    Le siguieron el romántico rosa, el sabio y mágico morado, el equilibrado gris, el elegante negro, refinado como el que más.

    la pureza inocente y limpia del blanco.

    Un pequeño globito marrón donde guardo de un soplo sus tristezas, aquellas que ya no quería llorar más.

    Y, por último, el rojo.

    El color rojo fue el que más la atrajo y al que más entusiasmo dedicó, poniendo en él toda la energía y vitalidad amorosa que almacenaba desde hacía tanto en su corazón.

    Juntó todos los lazos y los anudó a su muñeca para que no escapara ninguno. Preparó una maleta ligera con algunos cuentos y algunos retazos de su propia historia y comenzó a caminar por el camino nuevo que ya no era simplemente azul. Ahora su vida brillaba y la llevaba por un mundo infinitamente hermoso y multicolor.



    Carmen



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    #1

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