cuando la alpahaca sueñe

No se tú pero yo me marcho.

Juntos acabaríamos exiliados

y porque tú eres yo

prefiero mi muerte a la blanca muerte.

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Confieso quererte`como te amo.

He escrito un libro de poesía

en apenas dos días mientras

he sido vagabundo1.

Solo queda corregirlo,

cosa que no creo que vaya a hacer.

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Y cuando la noche florezca

y cuando vivan otros días estas manos

y cuando la alpahaca sueñe

que no te fuiste y que sigues

al alcance de mi boca.

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Todo se fue por la baranda

mientras yo miraba impotente tus ojos de niña loca,

y aquí estoy amarrado a tu catedral

que es un desastre de cleptómana psicopatía.

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Y hacia adelante me queda un silencio de verbo secreto a la sombra.

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Quererte fue un suspiro eterno

y sangrante quedó el dolor

doliendo como la vida.

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Con desdén cimbran sus pasos

y una tumba me arrastra hacia sí mientras me nombra.

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Es la hora, niña loca, se hace tarde

y de lo que arde solo cenizas quedan.

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Cuando muera la palabra y la supuesta posibilidad

de que existan escritores originales

¿Quién estará allí para reanimarla?
.

vagabundo1


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*Este poema recorrió entre otros las "dependencias de una comisaría" antes de ser publicado.

 

Preciosos veréis y que bien lleve un libro de poesía.
Saludos.