Cuando la lluvia quema.

El lunar más presente de esta tierra de náufragos
deshecha los tránsitos del tiempo como nubes imposibles
mientras los párpados se agotan con la luz oscura de las estaciones
con el cambio pretérito de un águila con forma de roca,
con alas de vacío moviéndose en el agua
como sortilegio envenenado por un beso ausente
como rito de las noches que atragantan nuestra espalda
como principio de algo que todavía no termina
pero se consume entre los vasos machacados por la mano.

Y entre esa muchedumbre de precipicios derrumbados
existe un léxico desnudo como trampa eterna de la nada.

Un lugar extranjero donde escuchás
el silencio cuando la lluvia quema.

 

Felicitaciones, muy interesante poema, saludes, mis mejores deseos.

 

Gran trabajo, magnífico trabajo espléndido.