Cuando Mark Walberg era Marky Mark.

Cuando MW era MM
íbamos con la nariz llena de humo,
los sueños caían a golpes
por el hueco de la escalera
y los puros candentes
se apagaban en el cuello.

Los gangters con sombrero
de los 20 o 30 salían
del edificio neoclásico
de la Calle Mayor,
los cofrades con incontinencia
corrían remangándose
los hábitos para orinar
en ese antro que apestaba a calimotxo.

El caballero negro
no terminó de cuajar
pero el hombre ameba
obligaba a tocar excrementos
para obtener perdón.

Ya entonces,
gatos de girones
colgaban de los árboles
como frutos sin alas,
y dábamos rodeos
tan sólo para ver las portadas
de los putones
en el comercio de Anacleto.

En esas tardes en las que
por traducciones defectuosas
se vendían vacunas...
y el vhs emitía ruidos extraños
como si fornicasen dos ardillas.