Cuando nuestros ombligos se besan

Lo mejor del mundo es cuando el mundo se apaga
y nuestros ombligos se besan.
Zumba un panal apaleado porque somos carne de abejas
que aún buscan el néctar entre el humo.
Caemos del árbol entre vidrios, más verdes que maduros,
pero sabemos que lo bueno es abajo, la fruta en el suelo,
el fermento de nosotros y el agua carbonataba
del contexto. Esto va de hacernos burbujas
y promulgar estallidos contra las bombas;
afilar nuestras lenguas con la navaja de nuestras bocas
porque este no es el mundo en el que queremos unificar
nuestros ombligos para lograr el retoño.
Demasiados reptiles se adueñan del aire y la paz
y hacemos el amor como si hiciéramos la guerra.
En la guerra nos hacemos pan de dos espigas
que levantan el puño con el sol sembrado en el centro,
porque toca repartir tan poco en migas leudadas
sin inflar el verbo, sino las conciencias.
Lo mejor del mundo es que el mundo sigue
después que nuestros ombligos se separan
y una guerra sigue
y el hilo se mantiene
porque nuestras ideas se besan.

06 de junio de 2025​