Cuando se acerca el final

CUANDO SE ACERCA EL FINAL
tercetos encadenados

Las secuelas del tiempo son severas,
digo “otoños” hablando de mis años
en lugar de llamarlos “primaveras”.

Ciertamente mi cuerpo acusa daños
que la vida y su afán van produciendo
con sus penas y tristes desengaños,

Mas la cosa es así, yo lo comprendo,
no me quejo ni pido una quimera
pues no hay nada que hacer. Y eso es horrendo.

Poco a poco mi vida que antes era
animada y feliz, su fin presiente
y me empiezo a olvidar de quien yo fuera.

Como el río que vierte su corriente
en el mar al final de su camino,
mi sendero se acaba lentamente.

Pero pienso, ¿Me quejo de mi sino
porque fue mi existencia triste y vana,
porque mal me porté, cruel y mezquino?

En tal caso a la Parca ya cercana
le daría mi triste bienvenida
si acudiera mejor hoy que mañana.

Pero en cambio, si así no fue mi vida,
si ayudé y socorrí al indigente
bien distinta sería mi partida.

Pues sin duda sosiega nuestra mente
recordar que a tu vez diste consuelo,
que al caído tuviste muy presente,
y tu alma, feliz, alzará el vuelo.

AGUSTÍN​

 

Estimado Agustin: tus espléndidos tercetos encadenados rematados impecáblemente con un serventesio, tienen mi Apto.
El contenido me deja cierta dosis de inquietud y tristeza.
Un afectuoso abrazo, amigo.

 

Gracias por tu comentario y Apto, amigo Luis.
Es normal esa dosis de inquietud que detectas. Quizás se deba a la reaparición de un viejo problema de salud que consideraba extirpado hace años. Pero la práctica de la poesía me distrae y anima. Repito mis gracias.
AGUSTÍN.

 

Excelentes estos ortodoxos tercetos, estimado Agustín;
cuya estructura se atribuye al Dante,
lamento esas amenazadoras noticias,
sólo puedo desearte ánimo y que sigas escribiendo;
pero dicen que nadie se muere el día anterior,
por lo tanto, salud!,
un abrazo,
Eduardo

 

Agradezco tus amables palabras, amigo Edelabarra, y espero con la ayuda de Dios superar mis problemas de salud.
Un abrazo cordial.
AGUSTÍN.

 

Mi apreciada Ligia: Agradezco tus palabras, que como todas las de los amigos sirven de consuelo.
Pero tengo esperanzadoras noticias, o así quiero creerlo. Tras varios meses de operaciones, pruebas y controles, parece ser que de momento va siendo derrotado el enemigo. Prueba de ello es que me dejan en paz los doctores ¡hasta octubre!, que volverán a comprobar si todo sigue bien, como yo espero. Un abrazo cordial y afectuoso.
Agustín.