Cuando te conocí

El primer día que te vi, me miraste con esos ojos oscuros de los países exóticos donde comen Couscous, con una hospitalidad sincera que me llego hasta en lo más profundo del alma, quedando grabado en mi corazón.


Con tú sabiduría me abriste la mente, conociendo una sensación nueva que estaba esperándome en algún lugar de mi laberinto interno, conociendo nuevas formas de ver el mundo, con ojos de tolerancia, amor y placer.


Eres como un faro, avisando de los peligros que nos acechan, y vamos a ti, como las abejas van a las flores a coger polen, donde sin ella no pueden producir su tesoro más preciado, siendo este la miel de tu saber.


Por todo esto estoy feliz, de que una persona tan especial como tu, haya compartido parte de mi estancia temporal, dejándome tal sensación.


Barma

 

Una grata impresión te dejó y la has agradecido de buena manera. Saludos cordiales, Barma.

 

Gracias Sergio amigo.

Un saludo cordial.