¡Cuánto lo amé!

Lo amé como no debí
incluso por encima de mí...

Lo hice dueño de mi alma
fue tempestad en vez de calma...

Lo dejé gobernar en mi cabeza
siendo ramera dejé de ser princesa...

Lo amé más allá de lo permitido
dirigía en mi corazón cada latido...

Su voz dejaba muda a la conciencia
era mi verdad, mi fe y mi esencia...

¡Fue mi piel, mi tormento y verdad!



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Vuelves con fuerzas renovadas, para esta travesía por el Mar.
Que a veces, nos lleva a otros escenarios.
Nuevos panoramas.
Hay gente que echa de menos Roma...
Otros se acuerdan de Bizancio.
Holanda y Ámsterdam, San Francisco y su largo puente rojo... Singapur y la mezcolanza de sus gentes ( malayos, chinos e indios ).


¡ Ecuador !


Es gracioso. El hombre habitó América.
Se instaló allí.
Y mamó de sus pechos.

 

Un profundo y sensible reconocimiento querida amiga... muy emotivo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

Muchas gracias mi estimado Nommo por tu gran presencia y por tu grato comentar, un placer como siempre contar contigo ...un abrazo

 

Muchas gracias mi hermosa Nancy por tu agradable presencia y por tus lindas palabras ...un abrazo

 

Luego al caer la máscara vemos que solo fuimos simples instrumentos de la maldad y que nada era cierto, una compleja utopía pintada en el alma, magníficos versos, saludos Alex

 

Muchas gracias mi estimado Rainbow por tu grata visita y tus palabras...un abrazo