Cuarenta y cuatro plumas

Tomé aquellas cuarenta y cuatro plumas desparramadas
acumulándose sobre mi escritorio
de sastres cayéndose y fibras cortadas
desde los inicios de las noches acopiándose
de armas entintadas

Escogí las llenas de tinta, las arrojé, riendo a mis adentros
demasiado fácil derramar

Escogí las de punta perfecta, las quemé, creando rituales
derraparían en las hojas pulcras

Tomé las de postura cómoda, con ellas hice castillitos
de imágenes especulares
de mi vida que aún no han ocurrido
jugando con el espaciotiempo

Hice figuritas de papel con las hojas blancas simulando soldados en guerra
y propicié su genocidio

Con el resto de las hojas prendí varias hogueras en la oscuridad sincera
desentrañando rituales desde las inconciencias

Me quedé con unas plumas vacías, las quebré, escogí luego una
y comencé a escribirte versículos sobre tu mesa de noche
haciendo predicciones mirando la bola de madera
declarando incongruencias en el orden de las dimensiones

Antes de salir escribí puntos suspensivos sobre mi pecho desnudo
esto no podía terminar sólo con un punto final

 

Muy bueno, mucha fuerza...

 

Gracias por tu comentario

 

al parecer en el fondo de la humanidad yace un tintero... tenemos las plumas... talvés también seamos el papel... excelente poema Saldor... saludos. Suerte.

 

Todo debe continuar.

Interesantes líneas Saldor.

Gracias por compartirlas.

 

Gracias a todos por sus comentarios