Cuerdas

Esbozos borrosos de una realidad automática que ve la luz,
una realidad propia, inducida,
destilar lo que te cuento desde dentro,
poco más de lo que se puede ver,
quizá pudieran ser colores que definieran feliz,
pero me sigo quedando en los melancólicos grises,
grises de una época pasada que cuentan la mitad,
y aunque quieras pensar que evocando hay algo más,
vuelve sobre las palabras, deja correr tus ojos,
sin que vuele la mente,
no hay nada.

No quieras encontrar talento donde solo hay letras grises,
pudiendo ir más allá, llevarte donde no estuviste ya,
solo te escribo un triste paseo por donde ya estuviste,
solo un par de trazos mal dados,
titubeantes, temblorosos resquicios de la misma realidad,
sé tú quien se cuele entre bastidores,
sé tú quien mire detrás de la banal ilusión,
deberías ver las cuerdas que nacen de tus muñecas,
siempre la misma sombra bajo tus pies,
la cruz que te maneja sin que siquiera te des cuenta.

Trazaría por ti un mapa del tesoro,
tesoro de papel sin valor ni sentido,
pero debes saber que no se puede hacer el mapa,
a pesar de que exista ese lugar,
no llegarás seguro, sin camino ni tus pasos,
debes saber que existe aunque jamás llegues,
tienes suficientes indicios para saber que existe,
más allá de tu alcance está aquello que no ves,
detrás de quienes te leen los cuentos,
detrás de quién te dice que no te preocupes,
no son más que la decoración del teatro,
las manos sobre tus cuerdas,
alza la vista y verás que no existen tus ataduras,
solo están las cuerdas en tus muñecas.

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