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De amor inconciente

Tema en 'Poemas Melancólicos (Tristes)' comenzado por RULPEX, 2 de Diciembre de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 344

  1. RULPEX

    RULPEX Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    2 de Diciembre de 2010
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    12
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    Y aquí sigo aún,
    en el rincón más oscuro de mi cuarto,
    recuerdos me atromentan,
    de todo esto ya estoy harto.

    No queiro recordar,
    si alguna vez amé,
    y zufrir por siempre,
    mi vida ausente la dejé.

    Aunque por esta vez,
    les compartiré lo que sucedió,
    a un linda,..muy linda pareja,
    que un día sin límites al amor se entregó.

    Todo comenzó una tarde de diciembre,
    hacía frío y una ligera brisa recordaba aquel clima demente.
    vaya, cómo se me antojaba
    una caricia, un beso ardiente.

    Acerqué mi mano a la suya,
    por interés...tal vez por accidente,
    al tiempo que le dije,
    vaya, que frío se siente.

    Me contestó,
    con la más dulce voz que jamás escuché,
    tienes razón,
    y yo tan descuidada mi abrigo olvidé

    Pensé en ese momento,
    es la oportunidad que esperaba,
    y viendola bien,
    el azul con blanco se se le daba.

    Le ofrecí pues
    mi chamarra de piel negra,
    dicendo a ella y a mí mismo,
    no te preocupes, no pega.

    Se dibujó en su rostro,
    una ligera y sensual sonrisa,
    al momento que decía,
    sólo en lo que para esta brisa.

    Y caminamos,
    diez, quince, veinte minutos por la acera,
    hasta que me decidí a preguntarle,
    que de dónde era.

    A lo que me contestó,
    sarcástica, burlona, y fría como los inviernos:
    -yo soy de por donde no hay tipos,
    lindos y tiernos-

    Me dejó absorto,
    hundido en mis pensamientos,
    acaso era un piropo,
    esto va más allá de mis conocimientos.

    Así hablando de cosas tan triviales,
    entre risa y risa una mirada sensual se asomó,
    y sin darme cuenta,
    sus manos con mis manos juntó.

    Noté un ligero tono,
    su rostro se ruborizó.,,,,...
    y no supe que hacer,
    su beso me hechizó.

    No pude más que decir,
    ¿un café nos tomamos?
    al menos en lo que para la brisa,
    y comentamos cómo nos llamamos.

    Aceptó acentuando,
    ligeramente su perfil,
    a lo que agregué inconcientemente,
    será mejor si me dices qué deseas de mí.

    Rápidamente me dí cuenta,
    que era yo el que la deseaba a ella,
    a su delineado cuerpo,
    y ese brillo que destella.

    Contestó a mi pregunta,
    yo no deseo de tí,
    nada más de lo que tu quieras,
    aprovecharte de mí.

    Terminamos el café,
    y un taxi tomamos,
    hacia destino conocido,
    tan sólo para amarnos.

    Nos volvimos a ver,
    este fin de semana y el siguiente y el siguiente,
    cada vez más crecía el deseo de verla, de tenerla,
    mis palabras no mienten,

    Que si vivía,era por ella,
    que si cantaba, era para ella.
    Que mi mundo se encerraba,
    en una simple noche bella.

    A su lado conocí,
    el verdadero amor,
    el pensar en alguien más
    que no era yo.

    Aprendí de todo para merecerla,
    poemas y canciones de amor,
    no era capaz de sentir,
    el más mínimo dolor.

    Cuando ella me decía,
    eres mi mundo, mi vida, mi todo,
    mi corazón se llenaba de alegría,
    ahora con lágrimas me ahogo.

    Pues un día,
    la ví de frente y sin errores,
    besándose con otros,
    tal vez mucho mejores.

    Qué era lo que hacía
    el amor de mi vida en la discoteca,
    embriagada y drogada,
    jaloneándose con todos y poniendose terca.

    Se detuvo el teimpo en mi mente,
    racordé los momentos que pasamos,
    todas esas veces,
    cuando completamente nos entregamos.

    Recuero vagamente,
    el verla abrazada,
    a uno y a otro,
    con la blusa ya bajada y toda destrozada.

    Pensé que la salvaría,
    de aquel el misísimo infierno,
    pero cuando me vio me dijo,
    hay miamor, que tierno.

    No supe que contestar,
    a sus palabras me desconcierto,
    y me duele el recordar,
    ese desacierto.

    Le dije ven, vámonos,
    no estás en condiciones,
    pero me rechazó y me chacheteó
    hechando blasfemias y maldiciones.

    Le grité ¡qué te pasa?,
    esta no eres tú,
    a lo que riendo me dijo,
    y qué sabes tú.

    Es cuando me dí cuenta,
    que vivía yo de amor cegado,
    con las migajas me conformaba,
    de un amor errado.

    Cómo no hice caso,
    cuando me decían esas cosas,
    esas mujeres no valen la pena,
    infieles, celosas y babosas.

    Yo quería,
    que todo fuera como antes,
    cómo cuando me decía que me amaba,
    cuando eramos dos locos amantes.

    No tuvo caso,
    el de rodillas suplicarle,
    la ví del brazo de otro,
    hacia la obscuridad alejarse.

    Y desde entonces,
    no tengo vida, no tengo mente,
    estoy flotando en la penumbra,
    dejado e inconciente.

    Vaya que mi corazón no entiende,
    pues es mi deseo antes que me llegue la muerte,
    por última vez en mi vida,
    el volver a verle.
     
    #1
    Última modificación: 3 de Diciembre de 2010

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