De conseguir escalar los mares

De conseguir escalar los mares y alcanzar su cima, su primer objetivo será tratar de separar la cantidad suficiente de nostalgias aún dormidas y curarse las heridas que, con total seguridad, habrá de sufrir por el empeño.

Será de vital importancia que evite, tanto como pueda, respirar el hedor que causará el tibio palpitar de sus llagas. Importante también será que no pierda la consciencia. De ser así, todo acabará y de nada habrán servido los esfuerzos y sacrificios hechos por todos.

Desde siempre se han utilizado, por su extraordinaria rapidez y efectividad como cicatrizantes las cenizas de no se sabe qué, que descansan sobre la cima. Así, él cubrirá sus lesiones que, por muy graves que puedan llegar a ser, se dice que en un máximo de doce minutos dejarán de molestarle.

Una vez restablecido, lo más conveniente sería que abandonada la cima y bajar en dirección SE hacia la desembocadura del río afilado. Es un camino muy, muy largo. Habrá sido informado de ello antes de su partida por lo que estará muy atento de no perder el ritmo ni la concentración.

A falta de unos 2.000 metros para finalizar el descenso podrá ver unas pequeñas grietas en la ladera que es muy aconsejable las utilice a modo de refugio donde hacer un alto y descansar pasando allí la noche. No podrá, lamentablemente, dormir demasiado. Deberá estar vigilante a la posible visita de peligros varios: depredadores, carroñeros…

Al amanecer reanudará la marcha. Sabe que, a más tardar, tiene que llegar al filo del anochecer. De no ser así, nadie sabe qué podrá ser de nosotros. Sólo nos queda esperar y desearle buena suerte.