De dos amantes y nada.

La virtud del caos se dispone al aguacero de la mañana

Que penetra en una bruma silenciosa por la distante ventana

Las miradas emparejadas solo se pierden hacia ellas en la nada

Dispuestas en gélido aire, denudas crean llamas de la nada



Es el aire congelado los que disipa el espacio

Y la lluvia penetrante la que recorre poro a poro el cuerpo

No son sus labios quienes llenan el espacio

Ni está en sus manos el poder de acariciar su cuerpo



Sobre esta mañana en la que se deslumbra el caos

Entre las líneas de las sabanas y las piernas entrecruzadas

Se sublima la pasión al tocar el frio se vuelve liquido el amor

Las persianas verticales se han convertido en nido

El fuego entre dos amantes ha nacido

Se escucha distante el rio transformado en autor

Así se siembran al otro del mudo las cruzadas

En el lado oscuro del planeta nace y toma vida el caos



Es misteriosa la forma en la que comienza

Las pasiones de amantes, las epopeyas

Suenan las bombas sobre el colchón

El hollín se mezcla con el sudor



Entre caricias endemoniadas se saborea el sudor

Laberintos carnales crean surcos en el viejo colchón

El suave tacto desprende de ella olor a catleyas

Entre las danzas de eros el final comienza



La virtud del caos se dispone al aguacero de la mañana

Que penetra en una bruma silenciosa por la distante ventana

Las persianas dañadas, perfilan las rendijas sobre la almohada

El napalm se escuece sobre las tierras soñadas

El televisor intermitente susurra sufragios sin interesar los resultados.

 

¿ Y luego ? ¿ Tuvieron un nene ? Y le pusieron, por nombre, Jesús.
¿ Verdad ? Tuvieron que instalarse en un pesebre, pues no había sitio, en la posada.
Y hacia Belén va una burra, ¡ Ring, ring !
Yo me remendaba, yo me remendé.
Yo me eché un remiendo, yo me lo quité. Cargada de chocolate.