De la casa me marchè

Ell asomaba un grito de discusion,
yo con rencor la mirè,
de mis labios callados, cerrados,
salieron palabras que nunca dije,
de anhelos, tristeza, desesperaciòn,
palabras extraìdas del alma,
letras unidas para formar un sentimiento,
que se encuentra en peligro y se llama amor.

Yo la he amado, yo la quiero, yo la amo,
pero entre nosotras no existe nada, sòlo rencor,
pero entre nosotras no queda nada,
sòlo la palabra que aturde mis recuerdos y dice adiòs.

Me enseñò valores de la vida que no hay en otro techo,
me enseñò a caminar cuando la vida de frente te golpea,
entendì que madre sòlo es una ante cualquier pelea,
aprendì gracas a ella que las primeras palabras son las que cuentan,
y sus primeras palabras que tocaron mi coraza,
aquella supuestamente invulnerable,
atravesaron y se llevaron todo de por medio,
para decirme a los gritos que mis maletas recogiera,
que no volviese y para donde mi padre yo me fuera,
que no le pidiese nada y a sus brazos no volviera.

Me enseñò mcuhas cosas de la vida menos de amor,
de còmo no abandonar a los hijos por el corazòn,
de còmo balancear el amor con una obsesiòn,
de aprender que los hijos perduran y la pareja se vuela,
desaparece, no vive para siempre,
menos esperàndose de un tipo como èl,
que en nuestras vidas los lazos logrò romper,
todo menos eso me enseñò.
Me enseñò a trabajar con esfuerzo,
pero no a trabajar el sentimiento,
el amor de madre distante al amor de cobarde,
cobarde porque està dispuesta a entregar todo por el
y a sus hijos no los vela igual que antes,
cobarde porque por amor a èl arriesga todo
y yo no le digo que por ella lloro.

Ya me fuì, mis maletas recogì,
me marchè, de la casa partì
y mientras siga cambiando a sus hijos
por ese tipo que ni la dignidad ha de tener,
a su techo no pienso volver.

Yo la amo, pero ella no me lo ha de creer,
yo la querìa depuès de tanto tiempo abrazar,
pero la difrencia acudiò entre las dos
y el desquiciado presente ha de vencer...
​

 

Tristes líneas Daniela.

Gracias por compartirlas.