De la niña y esas flores.

De la niña y esas flores.

Y bajo aquel guayabo florecían,
con hermosa sonrisa de colores,
dos de las más pequeñas tiernas flores
que al viento juguetonas se mecían.

Bailaban a la sombra, se crecían,
e ignorando el peligro y los dolores,
al inhalar del fruto los olores...
al árbol, sus ramitas se subían.

Desde el mango unos ojos las miraban,
ojos lindos de otra tierna niña,
niña a la que esas flores adoraban...

sin importar a veces ni la riña,
pues cuando juntas ellas tres estaban...
hermosa era la vida en la campiña.

-De la niña y esas flores-​

Nota: Dedicado a tres personas especiales.

 

Una belleza de soneto; realmente excelente en fondo y forma.
Un lujo de lectura, sin lugar a dudas.
Saludos y aplausos, Ramón.

 

Gracias, Luis, es un gusto el encontrarte por mis letras y saber que esta vez le hube atinado

Saludos.

 

que hermosos versos te han inspirados esas tres personas especiales en tu vida, me encantó el relato sobre esas niñas que compartían todo, incluso las riñas, que doy por seguro que con el cariño entre sí, esas riñas rápidamente habrán desaparecido!! Amigo, encantada siempre de pasar a leer tus letras!!! Abrazos y feliz noche!!

 

Mar_, gracias por la lectura, es un gusto encontrarte por aca.

Saludos y un abrazo, amiga.

 

Un soneto que rezuma encanto y sensibilidad. Te mereces las estrellas que te concedo.
Un saludo.

 

Gracias, es un placer saber que ha sido de tu agrado.

Saludos y un fuerte abrazo.