De mi padre no me quejo.

Ahora que no estás en este mundo.
ahora que te has ido para siempre.
ahora que tu ausencia me entristece,
en tu esposa y los nietos que quisiste,
encuentro el nidal de mi consuelo. ​

Añoro tu palabra, pulcra y sosegada.
Recuerdo tu sonrisa azucarada.
Elocuentes, tus historias las extraño.
El verde-amarelo de tus ojos me hace falta,
como falta me hace…verte en las mañanas.​

Recuerdo tus consejos desde niño.
A ser buena persona me enseñaste,
ni fama, ni fortuna tú buscaste…
Tu sapiencia infinita fue el baluarte
y prudencia y recato, tu estandarte.​

Abstraído y cabizbajo me he quedado,
pensando qué haré para superarte.
Quizá lo desempolve de tus sueños
de redimir el abolengo de tus viejos,
llevando a la familia a nuevos aires.

Exultada es tu memoria en este día.
Venerable tu presencia en nuestra vida.
Confortable el regazo en que te encuentras
disponible al Universo sin medida,
¡Distinguido Caballero… y gran Padre!​

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Hermosa preciosidad de inspiración sobresaliente.

 

un gran homenaje, lindo poema, saludos

 

Bellísimo homenaje a tu padre. Me ha conmovido tu poema al leerlo. Escribes muy bien. Saludos.

 

A todos ustedes agradezco sus valiosos comentarios, hoy he aprendido donde encontrarlos, la curiosidad me hizo explorar el sitio, asi resulta mas fácil saber si el esfuerzo de componer está resultando eficaz.

Un cordial y efusivo abrazo y nuevamente, gracias, muchísimas gracias.