¿De qué valía?

Me desperté llorando. Transpiraba, mi corazón latía cada vez más fuerte, y las manos me temblaban; es el día de hoy que sigo pensando con qué estaría soñando.
Mire el reloj, eran las 5:00 a.m. pero no podía, ni quería volver a dormir; me levante y empecé a deambular por la casa, no podía sacarme esa horrible sensación en el cuerpo de haber tenido una pesadilla que aún no podía recordar.
Salí de mi casa en cuanto encontré la primera excusa, incluso el lugar provocaba que un escalofrío corriera por mi espalda. A pesar de aquel frio de Agosto quise caminar, no importaba a dónde tal vez a todos lados, o quizás a ninguna parte. Necesitaba distraerme, pensar en algo mas pero es que ¿en qué iba a pensar? Si ni siquiera tenía claro lo que quería olvidar. Ya no entendía nada, bueno en realidad nunca lo había entendido; veía como la gente pasaba caminando vestida de trajes y uniformes, hablando por teléfono y discutiendo, llenos de problemas y preocupaciones; algo que en otro momento hubiera sido normal para mí, incluso también yo formaba parte de ese sistema, pero ese día me sentía totalmente ajena al mundo, estaba en otra sintonía.
Me parecía no poder seguir el ritmo que todos llevaban a mi alrededor, donde cada segundo valía oro, donde los minutos corrían y las horas volaban, para mí en cambio el tiempo no pasaba, mis horas eran infinitas y yo seguía pensando a dónde ir.
De repente comencé a sentirme invisible, yo estaba mal pero a nadie le interesaba, me sentía más y más pequeña, un más del montón como otra hoja de las tantas que tiene un árbol. Miles de ojos a mi alrededor pero ninguno me miraba, cientos de bocas pero ninguna me hablaba. ¿De algo valía mi vida entonces? ¿Algún sentido tenía mi paso por este lugar?
Me detuve a pensar a donde estaba tratando de llegar, si tal vez no tenía a donde ir. Entendí que yo solo era un número más, que nada mas era un simple integrante de este mundo hecho de plástico, pero la pregunta era ¿quería eso para mí? ¿Iba a conformarme con ser solo un número más?

 

Bienvenida, conmovedor, preocupante, un trabajo magnífico y maravilloso.

 

Es increíble cómo duele sentirse sola en un lugar lleno de gente... La indiferencia supera cualquier instinto de supervivencia. Me encanta tu prosa, la forma en que lo narras. Algo desfachatado pero certero; sutil pero interesante. De la clase que me gusta.

Un cálido abrazo!
Natt.-