De rodillas por una nota

Y ahí estaba de nuevo...recurriendo la
chica a su "gran poder de persuasión" que no era
mas que el par de pechos gigantes,
que meneaba ante aquel viejo verde catedrático.

La cara del pobre infeliz se asemejaba a
la de un perro con trozo de carne al
frente ( en este caso, silicona en mayor
proporción) , casi lograba ver su
saliva regarse en los exámenes, que dejaron
sus marcas en las ojeras que colgaban
debajo de mis ojos por el trasnocho.

Todos los de la clase asumíamos la
intención de esa sonrisa hipócrita
que la mujer le lanzaba, sobre todo
en época de finales, asi como tambíen
sabíamos, que la boca que dibujaba esa
estupida sonrisa , iría a parar entre los pantalones
del honorable docente. De alguna forma, surgían en
mi una serie de sentimientos
encontrados. La odiaba porque jamás
compartimos la cara demacrada y la compadecía
porque su belleza y cuerpo voluptuoso,
parecía ser la única carta de presentación
que poseía, y que finalmente usaba
para arrodillarse ante el pene
que recibiría la plegaría por una buena nota.

 

Salud tenebirs, salud. ajaja Que situacion esa. Y es verdad, claro ocurre, pensar que uno se mata estudiando por un misero 4, 5, 6 ó 7, nunca un 10. Saludos vane.

 

Holaaaa enzo , jejejeje me alegra que te hallas pasado un rato a leerme, y bueno, esas situaciones son comunes en la vida estudiantil, ni modo. Un abrazo

 

jojo poeta excelente, qué mejor forma que mostrar la realidad tal cual es
saludos Clamor in tenebris

 

Gracias, F.A.M por tu comentario. Saludos