Dedicado a los que me desprecian

Qué suerte no amar a quienes no me aman.

Ellos se ofuscan con un cuerpo diferente
como si un solo árbol pudiera darles cobijo,
a mí me ignoran, sabiamente sonrío
porque sé que mi libertad está a salvo.

En el rito de la posesión solo hay alas sin cielo,
la mordedura del amor impide el flujo noble de la sangre,
en los iris ya no existen islas por descubrir.

Mi egoísmo me delata, en el mar de la poesía se agradecen
como una ola de espuma
la entrega y el acto feliz de la gracia.

No merezco ser guirnalda, ni puente ni océano
de un futuro sin propósito.

Qué suerte no amar a los que no me aman,
sed bienvenidos siempre a mi noche de antorchas encendidas,
aunque tan solo seáis la sombra de una pared
que se niega a recibir la luz.

 

Difícil despreciar tan bella y ajustada poética como la tuya. En lo personal desconozco los dimes y diretes de los conflictos internos. Un fuerte abrazo amigo!!

 

A unos gustamos un poco y a otros nada, ley de vida, en el mundo de la poesía y fuera de él. Lo peor en cualquier caso es el desprecio, no el gusto en sí, que se comprende. Gracias, Ben, por acercarte a este poema y dejar tu comentario. Un abrazo.

 

Zymborska nunca hubiera escrito un poema como este su nivel es otro. Si consideras que el poema es un plagio, denúncialo.

 

Supongo que el arte de plagiar está en el disimulo, no es mi caso. Después de tanto tiempo como llevo en esto mi disfrute es parir mis propios hijos aunque sean feos.

 

Imposible, nadie puede despreciarte porque tú ser es luminoso y noble...
Y además un gran poeta y yo te admiro.

Gracias por compartir tu bello arte.

Cariños compañero!!

 

Gracias, Naty, por esas palabras que si que son luminosas para mí. Un abrazo.