Degustarte como un Buen Vino

Degustarte como un buen vino,
en la penumbra suave de la noche,
deslizar mis labios por tu esencia,
sentir en cada sorbo tu dulzura.

Tus ojos, dos copas llenas de misterio,
donde el tiempo se detiene,
y en el silencio de un suspiro,
se revela el secreto de tu alma.

Tus manos, viñedos en flor,
recorren mi piel como suave caricia,
y en cada toque, un racimo de deseos,
despierta y florece en el jardín del amor.

Quisiera beber de tu risa,
ese néctar dorado que embriaga,
y en el eco de tu voz,
encontrar la melodía de mi existir.

En el roce de tu boca,
saboreo el fruto de la pasión,
ese vino añejo que es tu beso,
que enciende mi ser y mi razón.

Tus curvas, paisaje de viñas en otoño,
donde mis manos se pierden y encuentran,
cada línea, cada pliegue,
un sorbo más del vino de tu cuerpo.

En la intimidad de nuestra bodega,
donde se guardan los amores eternos,
quiero ser tu catador eterno,
desentrañar cada nota de tu ser.

Tus piernas, caminos serpenteantes,
me llevan al santuario de tu ser,
donde el amor es vino y el vino es amor,
y juntos, nos embriagamos hasta el amanecer.

Degustarte como un buen vino,
saborear cada momento contigo,
es un arte, un ritual, una devoción,
que convierte cada día en una celebración.

Amarte es beber del cáliz de la vida,
es perderse en los matices de tu esencia,
y en cada beso, en cada abrazo,
encontrar la plenitud, la alegría, la esperanza.

Así, mi amor, te amo y te celebro,
como el mejor de los vinos,
con paciencia, con pasión,
con el deleite de quien sabe
que en cada sorbo, en cada caricia,
se descubre un universo,
se vive una eternidad.