Deja fluir

Deja de cantar al amor y has más poesía
Susurra en mi oído, huele tu castaño pelaje
Tengo el oro, pero no el dinero
Periplos andantes de pies descalzos, galopa desde lo árido hasta caminar sobre el agua
El ácido desoxiribuno se descompone en tus aminoácidos de placer incansable para un mortal

Deja de cantar al amor y corea la poesía
El trotamundos cruza bering, sin hielo ni puentes
Acompaña a los bisontes canadienses en su sonar al sumergirse en el hielo
La banda magnética toma tu nidal y lo aparta de la manada que con agobio te exilio

Deja de mirar al amor, cuanto observa el olvido
Si tu terciopelo se ruboriza, ten paciencia, que aun no eres mortal
Tu cinturón de fuego quema la más ardiente de las lavas
Tus manos podrían deshacerse de lo impávido de mi mirar
Tu espalda, no lo se, escalofriarse

Mira tu espejo, pero deja de vociferar el amor
Se quebrará, ves ese reflejo a tus espaldas, algún mensaje te dice los susurros castaños
Hay más de un reflejo de túneles que conducen a la nada soslayando las catapultas imperiales de los visillos resplandecientes

Si fuese tu correría/descansaría
Escaleras interminables drogadas del más puro manjar fagocitante de las mitocondrias
Las pequeñas básculas y ventrículos, pasadizos pequeños para caminar de pie bien agachado
Toma una botella vacía, llena de mensajes
Arroja al pacífico todos los recuerdos y efímeras constelaciones parpadeantes
Tantos caminos que conducen a tus hombros, logrando zafar lo que un codo es al séptimo día
Alocadas trombas terminar la frenética carrera del cambio breve que tuvieron el mirar de tus ojos

 

Excelencia divina de obra insuperable.
Maravilla soberbia de talento sublime.

 

Preciosura de versos soberbios y magistrales.