Dejé Volar

Dejé volar a los gorriones que mantuve en cautiverio
Y no me importaron las opiniones de mis padres.

Una llorada tarde decidí dejar en libertad a los gorriones
Pues me mataba ver a su mamá dentro del nido.
No demoré un instante más aunque me duela
Y rectifiqué ante Dios el haber de mi inconsciencia.

Mis gorriones piaron despacito
para pedirme la comida de esta tarde...
Recuerdo que al principio
su gorgojeo me despertaba en la mañana.
Pero ahora casi no se escucha
cuando mis pichones tienen hambre o tienen frio.

Maté de una pedrada de palabras
no hace mucho al último pichón de los los gorriones
Que dormía en mi casita.
Lo asfixié con ironías y con indiferencias.
Ay Dios! Si ustedes vieran la tristeza que me daba
No puso demasiada resistencia...
Y no soportó mucho el martirio de mis voces.

El último gorrión
que en la ventana de mi casa
susurró neófitos cantares
hace un tiempo que no canta ni pía.
Creo que el alpiste que le daba
lo mató por no ser el apropiado.

Lejanos interpretes que no vi nunca
Opinaron de la voz de mis gorriones
Y a mí un llanto me mordió el alma por entero
Al pensar hasta donde pude haber llegado..

Yo había hecho un trato
con el dios de las cursivas.
Pero firmé cosas tremendas:
Tuve que restarles horas a mi sueño
para poder cumplir con mi palabra.

La promesa del dios cursivo
yo no vi que del todo se cumpliera:
Tal vez preferí aprovecharme
de todos los derechos que tenía,
e interpretó que yo faltaba a mi contrato.

Y el canto de los gorrioncitos
que vivían en mis nidos
se fue apagando de a muy poco.
Ellos lucharon por su vida mucho tiempo
Y vivieron en la ventanita de mi casa
desplumados y con el vuelo imposible.


Hoy estoy seguro que de venir
hasta mi ventana los gorriones
Yo intentaría ser mucho más
responsable de lo que he sido con ellos:

También era difícil...
Pues nunca pude entender completamente
lo que su canto trataba de decirme.

Hace mucho los gorrioncitos que vivían en mi casa
Cantaban a toda hora del día:
Y con su canto alegraban a todos mis queridos
Y contaminaban los cuartos de mi casa
Con esperanza y alegría.
(Doy genuino testimonio).

Degüello​

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Este poema te lo aplaudo... Me pareció realmente genial. Un fuerte abrazo.